viernes, 12 de octubre de 2007

Hallazgo de UV podría sugerir tratamientos médicos

Hormonas, implicadas

en conductas suicidas


*Testosterona y estradiol, sustancias que se elevan en sujetos que cometen suicidio, asegura Magda Olivia Pérez Vázquez


Un equipo científico de la Universidad Veracruzana (UV) descubrió que ciertas hormonas que segrega el cuerpo humano, como el estradiol y la testosterona, están elevadas en personas que se suicidan, hallazgo que podría detonar a mediano o largo plazo tratamientos médicos más eficientes para evitar la propensión por la que mueren cada año en México más de tres mil personas.

“Si el suicidio es una conducta impulsiva, autodestructiva y un acto violento, pero entendemos que no sólo se relaciona con situaciones culturales, económicas o sociales de la persona, sino por mecanismos biológicos o químicos del cerebro, estaremos en condiciones de buscar otras alternativas más eficaces para tratar de evitarlo.”

Así lo señaló Magda Olivia Pérez Vázquez, estudiante del Doctorado en Neuroetología y académica de la Facultad de Química Farmacéutica Biológica (QFB) de la máxima casa de estudios, quien realiza esta investigación como parte de su tesis de doctorado en el Laboratorio de Neurofarmacología del Instituto de Neuroetología, dirigido por el científico Carlos Contreras.

Gracias a esta investigación –que se realizó comparando muestras de la vena pulmonar de sujetos que habían muerto por suicidio con sujetos que murieron por traumatismo craneoencefálico y otras causas–, los investigadores confirmaron que el suicidio tiene relación con sustancias químicas del cerebro.

Durante las Jornadas Estudiantiles 2007 organizadas por la Facultad de QFB, la investigadora explicó que la investigación busca diseñar una batería de pruebas para establecer cuáles son los grupos de riesgo, así como desarrollar tratamientos médicos que regulen la química cerebral.

“Al saber lo que se afecta en el organismo con una enfermedad determinada se puede buscar la manera de reestablecer el equilibrio químico a través de medicamentos o terapias, lo que permite además tener mayores certezas respecto de las características de esta patología”, comentó la académica, quien trabajó también en los Servicios Periciales de Veracruz.

La investigadora explicó que el suicidio es pobremente entendido, principalmente porque muchos de los mecanismos de acción molecular de esta conducta se desconocen; sin embargo, refirió que ya se han identificado algunas alteraciones neurobiológicas que se relacionan con la activación de sistemas y sustancias cerebrales.

Dijo que estos estudios iniciaron en 1976, cuando una doctora sueca al momento de clasificar a pacientes que cruzaban por un periodo de depresión se percató de que los que habían intentado suicidarse tenían una sustancia en concentraciones más bajas que el otro grupo.

Reconoció que desde hace años existen reportes científicos que muestran el aumento de testosterona en sujetos que cometían crímenes violentos o suicidio, pero que la participación del estradiol es un descubrimiento netamente de la UV.

Agregó que estos trabajos podrían aportar nuevos datos para continuar la investigación farmacológica, indispensable si se considera que en México –según los datos que se conocen– cada año mueren tres mil personas por esta causa, en Estados Unidos 30 mil, y que los casos se presentan cada vez con mayor frecuencia en jóvenes e incluso niños.

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