lunes, 29 de octubre de 2007

Más que al pago de cuotas y aranceles

Sometido a reglas sanitarias, el comercio internacional de carnes

*Brucelosis y tuberculosis, dos males del ganado mexicano

Carolina Cruz

En la actualidad, el comercio internacional de carnes no está tan sometido a cuotas y aranceles, sino al cumplimiento de reglas sanitarias e inocuidad de los alimentos, declaró Juan de Dios Garza Flores, doctor en Nutrición de Rumiantes, durante el XVII Congreso Bienal de la Asociación Mexicana de Especialistas en Nutrición Animal (AMENA), que se celebra en el WTC como parte de las actividades del 50 aniversario de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UV.


Veracruz, al ser un estado eminentemente ganadero, se ha posicionado en el primer lugar en inventario de cabezas de ganado bovino en el país y produce un alto porcentaje de la carne que consumimos los mexicanos. Sin embargo, la zona sur de Veracruz que es la de mayor hato ganadero pero es también la que más problemas enfrenta en aspectos de sanidad, especialmente brucelosis y tuberculosis, señaló Garza Flores.


El experto, con postdoctorado en Nutrición Animal, insistió en lo urgente e importante que es para México tener mejores programas sanitarios para poder acceder no sólo al mercado nacional sino también al mercado internacional: “México es importador y se va a recrudecer conforme pase el tiempo si no se hacen programas específicos para revertir esta situación”, alertó.


Hasta ahora el país no ha podido lograr la completa inocuidad animal, tarea que calificó de compleja: “Porque somos importadores de carne proveniente de muchas partes del mundo, durante un periodo fue de Estados Unidos, también de Centroamérica y Sudamérica, pero debido a los precios diferenciales importamos actualmente carne a veces hasta tres, cinco o seis pesos más barata por kilo de Costa Rica o Nicaragua”.


Tanto la brucelosis, como la tuberculosis están directamente relacionadas con el manejo de la sanidad y además de ser trasmisibles al ser humano merman mucho la productividad del hato, expuso el investigador con 27 años de experiencia en el Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap): “En el caso específico de ganado de carne, sabemos que una res que llega al frigorífico y tiene un problema de tuberculosis tiene que ser decomisada, lo que significa pérdidas para el productor”.


En la brucelosis la transmisión se da cuando la vaca pare, las bacterias salen a través de las membranas fetales y en la tuberculosis uno de los principales focos de infección son los mismos animales contaminados que transmiten fácilmente la bacteria.


Añadió que es de vital importancia, tanto para el gobierno como para los productores, que las campañas de erradicación se lleven a cabo puntualmente para que el hato nacional esté libre de ambos padecimientos y sea posible aumentar la productividad, exportar y movilizar el ganado de una región a otra.


Agregó que la salud animal depende mucho de la nutrición, un aspecto bastante minucioso: “Ningún productor se confiaría únicamente a los pastos, porque además los nutrientes varían en cada estación”. En el caso del trópico, es común la deficiencia de fósforo, “un elemento fundamental para procesos fisiológicos dentro del cuerpo, para la reproducción y la fertilidad”.


La insuficiencia en los pastos debe ser compensada con programas muy específicos de suplementación mineral, de energéticos y proteínas, y en función de las diferentes épocas del año. Explicó que al animal se le tiene que apoyar desde forrajes incluso secos, hasta pastas proteicas y granos para que puedan completar su valor energético y valor proteico. La planeación estratégica, agrega, depende de la estación del año.


El también consultor privado, informó que en los últimos meses, como resultado del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y de la demanda de granos para producir biocombustibles, los productores han sufrido el alza en el precio de granos básicos, como el maíz, la soya y otros insumos necesarios en la dieta animal, lo que ha provocado mayores gastos para los ganaderos.


“Si tuviéramos la capacidad de darle nosotros también un valor agregado a nuestro producto final, no tendría realmente tanto impacto porque ese valor en los precios lo podríamos repercutir en el producto final, la carne o sus derivados, pero sin reconocimiento de calidad no es posible.”


Garza Flores, presidente del Patronato de Apoyo a la Investigación e Experimentación Pecuaria en México, que junto con la AMENA realizan este encuentro nacional, declaró que el estado de Veracruz cuenta con buenos productores, que saben hacia donde va la industria y lo que están demandando los consumidores: “Son tres o cuatro grupos de ganaderos distribuidos en el centro y sur del estado, que están produciendo carne con fines de calidad que incluso tienen marca registrada y exportan a Japón”.


Por otra parte, informó que en México se están experimentando diferentes tecnologías en nutrición animal, tomadas de la biotecnología, de la genética y de la microbiología: “Levaduras y microbios como lactobasilos, así como alimentos o aditivos naturales, están produciendo un efecto benéfico tanto en el animal como en el aprovechamiento de sus productos”.


Reveló que diferentes investigaciones apuntan a utilizar ácidos grasos como el linoléico, solo o conjugado, o reducción o incremento de la grasa en ciertas regiones del animal, pero a través de dietas específicas o manipulación genética, lo que aumenta o enriquece los derivados como la leche y otros lácteos.

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