martes, 30 de octubre de 2007

Aseguran expertos en congreso de la UV

Exportar gente e importar
comida, saldo del TLCAN
A pesar de su riesgo, los transgénicos son la tecnología más aceptada de la historia agraria mundial
El sector rural mexicano ha sido reformado drásticamente con resultados decepcionantes


Desde la comunidad de origen Zapoteca o Mixteca los indígenas tienen que enfrentar la discriminación del municipio, llegar a la ciudad de Oaxaca y estar excluidos por no saber español, vender sus artesanías al precio que les paguen, viajar a Veracruz a cortar café, ir a la Ciudad de México y trabajar en la construcción y luego a California para cortar uva; finalmente, tener tres hijos en el pueblo y dos en Estados Unidos, sostuvo Lynn Stephen, de la Universidad de Oregon.
Al impartir la conferencia magistral “Género, etnicidad y migración”, la académica afirmó que para los pueblos indígenas la migración ha sido un permanente salto de fronteras, durante el VI Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales, A.C, “Encrucijada del México rural: Contrastes regionales en un mundo desigual”, celebrado en la región de Veracruz-Boca del Río, con apoyo de la Universidad Veracruzana (UV).
Agregó que los estudios han demostrado que los migrantes mexicanos tienen gran creatividad para superar las reglas de las fronteras: “No sólo aprendieron a cruzar las fronteras territoriales, sino también las del idioma y las culturales”.
La necesidad de subsistencia ha incluso permeado los roles tradicionales, cuando sobreviene la separación de las familias, los hombres y las mujeres han aprendido a dividir el trabajo para sobrevivir: “En este doloso proceso los migrantes viven condiciones de inequidad. Además de la separación, cada individuo debe sobrevivir para lograr un espacio fuera de la comunidad”.
Señaló que los zapotecos tienen un gran prestigio de mano de obra en California, pero igual se les reconoce en México y en la comunidad: “Aprendieron a manejarse como trabajadores indocumentados frente a la sociedad norteamericana, también son mexicanos cuando están en la frontera; y son zapotecos cuando están en su comunidad”.
Para la especialista, lo importante de los zapotecos es “ser mexicanos de los originales”; es “ser migrante pero organizado”. Su presencia en California ya traspasa nuevos espacios culturales. Han logrado –explicó–, renovar las relaciones entre grupos étnicos y la estructura social contemporánea.
Por su parte, Gerardo Otero, de la Simon Fraser University, ofreció la conferencia magistral “El régimen alimentario neoliberal: Políticas estatales y división del trabajo en América del Norte”, donde afirmó que los errores de la política estatal, el impacto de las biotecnologías y la nueva división del trabajo en América del Norte han afectado gravemente al campo mexicano.
Dijo que el Banco Mundial (BM) apenas este año de 2007 reconoció “que para los más pobres el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) que se origina en la agricultura es cuatro veces más efectivo para levantar los ingresos de quienes están en pobreza extrema, que el crecimiento que se origina fuera del sector”. Añadió que con esta afirmación después de muchas décadas el BM acepta que los campesinos hacen grandes aportaciones económicas, además de su contribución a la cultura.
Criticó que los impactos negativos de la propuesta de integración entre Canadá, Estados Unidos y México no fueron iguales para los tres países “porque México contaba con mucho más población agraria que los dos nuevos socios. Tampoco los consumidores mexicanos tuvieron capacidad de elegir entre alimentos transgénicos y convencionales porque México no cuenta con una normativa de etiquetado”.
El investigador señaló que a pesar de su riesgo, los transgénicos son la tecnología más aceptada de la historia agraria mundial. Se cultivan 90 millones de hectáreas, 57 por ciento de soya, 25 por ciento de maíz, 13 por ciento de algodón y cinco por ciento de semilla de colza.

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