lunes, 29 de octubre de 2007

Estrictamente personal
Raymundo Riva Palacio


Coyotajes foxistas

La polémica entre el ex presidente Fox y el senador Manlio Fabio Beltrones acelera la necesidad para determinar si en el sexenio pasado, Pemex se convirtió en un botín de sus funcionarios y familiares

El senador Manlio Fabio Beltrones, en el contexto de la desgracia en una plataforma petrolera de Pemex en la Sonda de Campeche, colocó sobre el tapete de la política mexicana una megabomba. Ante una larga secuela de denuncias de corrupción y tráfico de influencias entre funcionarios de alto nivel del gobierno anterior y empresas surgidas en los albores del foxismo que se convirtieron en contratistas privilegiadas, el senador acuñó el calificativo que podría guiar las investigaciones que determinen si, en efecto, los beneficios de las compañías amparadas por la administración anterior fueron resultado de un “coyotaje”. Beltrones enfrentó una respuesta tan inmediata como furibunda del ex presidente Vicente Fox, quien lo acusó de narcotráfico.
El senador le respondió: “Quiere tender una cortina de humo”. ¿Será? Si Fox no intentó desviar la atención sobre un punto que sí toca el corazón de la honestidad de su sexenio y llega a las faldas de su familia, frente a denuncias de que la familia de su esposa, Marta Sahagún, y ella misma realizaron un intenso cabildeo en Pemex a favor de empresas selectas, muchas explicaciones sí tendrán que dar Raúl Muñoz Leos y Luis Ramírez Corzo, los dos directores de la paraestatal durante su gobierno, para aclarar que lo que hicieron con ellas fue transparente y legal y liberar al ex presidente y a su familia de sospecha. Pero esto se antoja extremadamente difícil.
Una averiguación de la Secretaría de la Función Pública mostró los primeros indicios de presunta corrupción entre las administraciones foxistas en Pemex y una de ellas, Arrendadora Ocean Mexicana (AOM), donde la alta dirección de Pemex y la Secretaría de Hacienda misma podrían salir implicadas. AOM fue constituida en agosto de 2001, y su estructura de propiedad muestra que 49 mil 996 acciones están en poder de la empresa Blue Marine Technology, dos son de Antonio Juan Marcos Issa, y una para cada una de los hermanos Alfredo y Juan Reynoso Durand. Estos tres son propietarios de Blue Marine Technology, y Juan es yerno de Marcos Issa. Apodado El Cieguito porque prácticamente no ve, Marcos Issa fue secretario de Finanzas en Coahuila cuando el gobernador era Rogelio Montemayor, quien lo hizo su coordinador de asesores en Pemex. Raúl Muñoz Leos, primer director de Pemex en el gobierno foxista, lo mantuvo en el cargo, y al ser relevado por Ramírez Corzo, Marcos Issa mantuvo su relación intensa dentro de la empresa. La soberbia lo llevó a posar junto con los Reynoso Durand para una portada hace casi dos años en la revista latinoamericana Poder, donde se reseñaba una operación espectacular que había realizado su empresa con Pemex, al arreglar el arrendamiento de un buque petrolero de la empresa noruega Bergesen a 15 años por 758 millones de dólares. En ese contrato estaban involucrados sus empresas y Subtec, donde Alfredo Reynoso Durand es su representante legal. Las investigaciones han ido probando que fueron empresas de papel que al amparo de la protección de altos funcionarios en el gobierno foxista, pudieron realizar contratos multimillonarios sin necesidad de inversiones mayores ni experiencia en la industria. En el contrato del buque arrendado a Bergesen, las comisiones que se llevó el grupo se calculan en alrededor de30%. Otro caso documentado por la Secretaría de la Función Pública es el de seis contratos adjudicados directamente por Ramírez Corzo en 2005, por más de mil 500 millones de pesos, por el arrendamiento de varios buques a la empresa danesa Torm, cuya renta ascendió, durante 2005 y 2006, a 35 mil dólares, al menos, por cada uno. Esta operación fue revisada por la Auditoría Superior de la Federación, que determinó que AOM había provocado un daño al erario por más de 60 millones de pesos. El modus operandi que no les implicaba tener un portafolio extenso sino uno selecto que les redituaba ingresos elevados y un trabajo quirúrgico con los funcionarios a los que presuntamente se involucraba en su esquema, se ha ido construyendo en las investigaciones federales; algunos de sus avances han venido siendo reportados en la prensa. La investigación para determinar los ilícitos ya han arrojado que existe un patrón de intercambio de información entre AOM y Pemex a través de teléfonos celulares, correos electrónicos personales y mediante mensajeros de confianza, y que esta operación se realizaba en tres niveles jerárquicos. Uno de los hallazgos más notables de la investigación se dio al descubrir la comunicación permanente de Juan Reynoso Durand, el yerno de Marcos Issa, con Jaime Suárez Coppel, hermano de Juan José Suárez Coppel, el poderoso ex director de Finanzas de Pemex y protegido del ex secretario de Hacienda, Francisco Gil. La comunicación telefónica motivó una mayor supervisión de los correos electrónicos personales, en donde se encontraron mensajes entre Marcos Issa y Juan José Suárez Coppel, y de Juan Reynoso Durand con Jaime Suárez Coppel y con Pedro Gómez Flores, subdirector de Distribución y Almacenamiento de Pemex Refinación. Los correos son crípticos, pero altamente sugerentes.
Por ejemplo:
*El 16 de noviembre de 2005, Marcos Issa le envió a Juan José Suárez Coppel uno que decía: “Ya con los 800 quedamos a mano”.
*En otro, el 6 de febrero de 2006, el empresario reclamaba al funcionario: “Mira, cabrón, si vas a estar con tus mamadas, no hacemos nada y ahí le paramos”.
*El 17 acotó: “Esto ya no me está gustando. Qué vas a hacer para corregirlo”.
*El 15 de marzo advirtió: “Se hace o no el negocio”.
*El 27, Gómez Flores apuró a Juan Reynoso Durand: “En cuanto te lleven los documentos me los firmas y me los regresas para que los autoricen de volada”.
*El 10 de abril, Reynoso Durand le avisa: “Todavía no pasa el depósito”.
*Tres días después, Gómez Flores informa: “Dile a tu patrón que mi jefe aceptó su oferta”.
*El 18 de mayo precisa: “El monto será de más de 500 mil”.

De los puros mensajes no se puede colegir delito. Por más que parezcan evidencias las comunicaciones irregulares entre ambas partes —que de sí es un conflicto de interés—, o la forma como utilizaron nodos en el extranjero para evitar que sus correos fueran interceptados —lo que eleva la sospecha—, y la misma redacción de los correos —que insinúa corrupción—, no es suficiente. La Secretaría de la Función Pública tiene que profundizar su investigación y el Congreso de la Unión presionarla para que así lo haga. Es fundamental disipar el humo y llegar a la verdad, aunque a Fox le moleste, Marta Sahagún se encolerice y muchos otros comiencen a ponerse sumamente nerviosos.

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