jueves, 15 de noviembre de 2007

ENFOQUE CIUDADANO
Amelia Campillo
El Foro Económico Mundial publicó una tabla de desigualdad laboral, donde ocupamos el honroso lugar 112 de 131 países participantes en un estudio en relación a la marginación de la mujer. En México, estamos en los niveles más bajos comparados con países como la India, Emiratos Árabes, Paquistán, Turquía, Marruecos, Egipto y Arabia Saudita países que por tradición cultural se discrimina a la mujer. Tal vez teniendo este dato la mujer en México comprenderá más la realidad que vive cada una de ellas, saber que en vez de avanzar en esta materia, se tuvo un significativo retroceso. El año pasado ocupamos el lugar 75 de 93, dicho estudio analizó la brecha entre hombres y mujeres en los siguientes rubros: participación y oportunidades económicas, logros educativos, poder político, salud y sobrevivencia.
Para sorpresa nuestra, países como Mozambique, Burundi, Tanzania, Camboya y Uganda se encuentran dentro de los 10 primeros con mayor igualdad laboral entre hombres y mujeres. Lo cual quiere decir que no se necesitan grandes cantidades de recursos para emprender un cambio social, como el que esta requiriendo nuestro país en este momento; estas últimos naciones son de bajo desarrollo económico. Los primeros lugares los ocupan Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia; (Finlandia, se ha distinguido por su innovación educativa y es número uno en el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes).
En México se reportan grandes cambios en la incursión laboral de la mujer, hablando de cifras, el 18 por ciento que había en 1970 se incrementó al 40 por ciento en el 2006. Ésta se ha ido adaptando rápidamente a la vida pública y enfrentando a retos difíciles como son la doble jornada y la atención a la familia; enfrentando las diversas desventajas prevalecientes para ella en nuestra sociedad machista y misógina.
Es justo reconocer que no sólo el hombre es machista la mujer también; ambos se han ido conformando y formando una cultura del no “podemos hacer nada, ni modo, así son las cosas”.
La falta de igualdad de condiciones laborales, de mejores salarios, ni decir de igual salario de ellos si la mujer ocupa los mismos cargos, de condiciones de estudio, de salud; de oportunidades.
El argumento -es triste escucharlo- no alcanzan los presupuestos otorgados, con el resultado del estudio en mención. Nos damos cuenta que no se están realizando los esfuerzos necesarios; al comprobar que países con un desarrollo económico mucho menor que México están logrando resultados a favor de la no discriminación hacia la mujer. Se esta haciendo una omisión social muy importante, a sabiendas y con conciencia de ello de los gobernantes y los gobernados; no tan sólo por la importancia de ese 50 por ciento de mano de obra y de recurso intelectual que se desdeña por la falta de equidad de género, que genera atraso en el desarrollo del país. Yo me pregunto, ¿cómo vamos a lograr superar esta gran tarea que los mexicanos tenemos? Sin la voluntad política de los gobernantes, sin la voluntad de hombres y mujeres de la sociedad mexicana; de los primeros para comenzar con el diseño de políticas públicas para fomentar la igualdad entre hombres y mujeres, empezar a hacer ya, realidad palpable las tantas promesas de campaña donde los candidatos prometen y reconocen en ese momento la importancia que la mujer desempeña en la familia y la sociedad.
En este momento ya no tan sólo como célula principal en el desarrollo de la vida familiar, que aún con todos los cambios en nuestra sociedad moderna y los nuevos modelos de familia, aún se puede decir que la mujer sigue ocupando un lugar fundamental en la familia en México.
¿Cuándo será el momento preciso e indicado?, ¿Cuándo serán suficientes los recursos y las voluntades para combatir la discriminación contra la mujer? ¿Qué año será oportuno iniciar con una reforma educativa que nos lleve a tender puentes para erradicar dicho problema?; como muchos más que existen en nuestro país; ¿Qué partidos políticos tendrán que gobernar?, ¿Quién será el verdadero líder que en México estamos necesitando? ¿O es qué será que a los diversos grupos de poder que gobiernan en este país no les convienen dichos cambios?
En la lucha contra la discriminación hacia la mujer se requiere la voluntad férrea de ambos; gobernantes y sociedad para realizar los cambios que se necesitan, no es sólo que la mujer se integre al ámbito laboral se empotre y ya se resolvió el problema de la discriminación.
Hay que recordar que la forma en que se educa a un hombre y a una mujer es distinta, por lo que será necesario, encausar a la mujer para que se empotre inteligentemente, no es necesario ni mucho menos preciso que para lograrlo copie, adquiera o imite usos masculinos de empotramiento, que algunas veces son antidemocráticos, perversos, canallas; que pareciera que es ella misma la propia enemiga de otras mujeres; y que por lo mismo se hacen odiar y temer a la vez; como una forma de empotrarse que le permite conservar el puesto; (esta situación predominante es concurrida de manera consciente por el hombre para eliminar a la gente no deseada, e incluso es frecuente escuchar de ellos “divídelas y vencerás). O bien aquellas que no pueden asumir el reto por la falta de apoyo de su familia y en especial de su pareja sentimental, sacrificar la vida personal a tal grado de contar con una carrera profesional y ni siquiera ejercerla en virtud de poder atender a la familia; ubicando a la mujer en una gran disyuntiva: Familia o Éxito, Marido o Soledad; otra forma común de adquirir un puesto importante y bien remunerado es a través de la concesión de su cuerpo, y aunque la mujer goza de total libertad para elegir su camino y la manera de empotrarse en la cima. No deja de ser triste y lamentable que sea utilizada de esta manera vergonzosa y humillante; despreciando su capacidad intelectual. Sin embargo, como ya dijimos es una decisión meramente personal. Una característica más que podríamos enumerar y que es muy importante, es la inteligencia emocional, que conlleva que a la hora de ocupar un cargo directivo sea precisamente la falta de dominio emocional lo que la lleve al lastre; y no tenga la capacidad de separar los problemas personales con los del trabajo.
Y es que la mujer fue preparada para el ámbito privado más no para el público, sucede a la inversa con el hombre, se le prepara para el ámbito público más no para el privado, esto a dado paso a la falta de preparación de ambos de asumir roles diferentes. Hoy por hoy es necesario preparar a los dos para que interactúen en los dos ámbitos. Por que finalmente el machismo no tiene sexo ni preferencia sexual, resultado, de roles transmitidos de generación en generación como herencia cultural. En la actualidad esta problemática se ha exacerbado aunado a otros factores: como la complacencia de los medios de comunicación que nos venden la violencia como una forma natural de vivir, llegando incluso a niveles ya no de discriminación; sino de total desprecio a un ser humano llamado MUJER, a la que se puede violar, mutilar, regalar, dar en trueque, asesinar, vender, explotar, engañar en la más completa impunidad, como está sucediendo en varios estados del país.
No tenemos la capacidad de romper con ese enorme techo de cristal que nos separa y nos divide de forma tajante; a las mujeres no se les permite aún, en pleno siglo XXl, acceder a puestos directivos por la diferenciación de sexo. Falta voluntad a gobernados y gobernantes que este gran país algún día cambie; y podamos ofrecer a nuestras hijas un lugar más seguro donde vivir, sin tener que vivir con miedo sólo por su condición de SER MUJER.

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