jueves, 29 de noviembre de 2007


Para conservar el medio ambiente
Deben unirse saberes tradicionales y científicos en modelos participativos

El manejo de los recursos naturales requiere un paradigma que considere el aporte tradicional de los grupos étnicos como el trabajo realizado en centros de investigación, explicó Silvia del Amo, investigadora del Citro

David Sandoval

Para enfrentar los desafíos actuales en materia ambiental, académicos del Centro de investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV) han elaborado el “modelo biocultural de manejo de recursos” que incorpora saberes tradicionales de distintos grupos étnicos, precisó Silvia del Amo Rodríguez, quien junto con María del Carmen Vergara Tenorio –ambas académicas del Citro–, presentó la ponencia “Nuevos paradigmas en las Áreas Naturales Protegidas”, en el marco de la Semana de la Conservación en la Universidad Veracruzana.

Tal sistema alternativo para la producción incorpora premisas de las Áreas Naturales Protegidas (ANP), desarrollado en colaboración entre el Citro y el Instituto de Ecología, A.C. (Inecol), en la persona de Luciana Porter; se basa en la incorporación del ser humano y la naturaleza como componentes indisociables, proponiendo una corresponsabilidad de todos y teniendo como base de trabajo los proyectos comunitarios, precisó Del Amo Rodríguez.

Con un trabajo en experiencias participativas realizado durante diez años, abarcando siete estados y con la participación de ocho grupos étnicos, se establecieron ejercicios de planeación y manejo de los recursos, fundamentados en el conocimiento de los sistemas tradicionales que aplican dichos grupos para el manejo de sus recursos, ése fue el origen del modelo, apuntó la investigadora.

“Una de las premisas fundamentales es que la Planeación Continua del Paisaje (PCP) debe dirigirse al manejo de recursos naturales y culturales; a su vez, deben desarrollarse políticas de uso, conservación y restauración de los recursos bioculturales, en una estrategia que se relacione directamente con el programa de Áreas Naturales Protegidas”, señaló Del Amo Rodríguez.

Son las comunidades locales los motores que impulsan la PCP, subrayó la investigadora del Citro, y es mediante una metodología participativa, con dinámicas lúdicas, que comienza la sensibilización acerca de la conservación y sustentabilidad de los recursos, se incluye en tales dinámicas temas como la definición de problemas, asignación de responsabilidades y un establecimiento de los objetivos ecológicos, incluyendo dentro de sus objetivos sociales el desarrollo de proyectos productivos.

En palabras de Silvia del Amo, la PCP es “adaptativa, participativa y consensual, evoluciona mediante la retroalimentación de los avances y retrocesos particulares de los proyectos que han sido elaborados bajo este modelo que considera la producción, manejo y conservación como elementos primordiales”.

El modelo se traza a partir de círculos concéntricos donde la comunidad en cuestión constituye el núcleo, manifestando así la visión fundamental del modelo, que es generar bienestar a los habitantes de las localidades involucradas donde generalmente se vive en un estado de marginación; para apoyar dicho cambio se incorporan los círculos productivos que incluyen sistemas agrológicos y agroecosistemas.

Esta propuesta requiere de intervención social activa y un diseño ad hoc de sistemas de operación ecológicos que incorporen conocimientos científicos y tradicionales; su reflexión implica creación de nuevos paradigmas que establezcan relaciones éticas y ecológicas diferentes a las que se siguen en la actualidad, retomando el aporte en conocimientos de las comunidades indígenas donde será aplicado dicho modelo biocultural.

Finalmente, María del Carmen Vergara dijo: “La conservación no es algo ajeno, todos somos responsables, comienza desde que somos niños y son los adultos quienes deben dar el ejemplo con pequeñas acciones; hay que trabajar e interesarse en las actividades de conservación ya que todos somos responsables”.

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