lunes, 26 de noviembre de 2007







Este 30 de noviembre gran expo-venta navideña
Con apoyo del Voluntariado UV, salen adelante bordadoras de El Paisano

Gina Sotelo

Media hora de camino al noreste del Cofre de Perote se encuentra ubicada una pequeña comunidad de menos de mil habitantes llamada El Paisano, perteneciente al municipio de Las Vigas de Ramírez; tiene una topografía bastante accidentada, por lo que los servicios básicos de limpia pública, drenaje o teléfono son escasos.

Desde hace año y medio el Voluntariado de la Universidad Veracruzana (UV), que preside Patricia C. Faisal León, asiste una vez por semana para apoyar a al menos 35 mujeres que reciben gratuitamente clases de bordado y costura, aunque el plan del Voluntariado es más ambicioso pues incluirá alfabetización a través de educación formal, ya que la mayoría de las mujeres no sabe leer ni escribir.

Este grupo de mujeres ha constituido el taller llamado “Camino de pensamientos” donde elaboran finas y bellas prendas que después son vendidas en lugares como Popularte, el World Trade Center o la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU).

Para esta navidad, las mujeres de El Paisano, junto con las de la comunidad de El Conejo, tendrán una expo-venta de artículos y coronas navideñas que podrán adquiriese este 30 de noviembre a partir de las 12 horas en la explanada de Rectoría en la Zona Universitaria.

Sacando adelante a una comunidad

En la comunidad de El Paisano son los hombres quienes por tradición llevan la manutención de las familias; se dedican al cultivo del maíz, frijol, papa y chícharo, así como a la crianza de ovejas, lo cual produce leche y carne para el consumo de los lugareños, los quesos se comercializan principalmente en Las Vigas.

Las mujeres de El Paisano se dedican a las labores del hogar y a la crianza de los niños, además de que llevan la comida a sus esposos, quienes trabajan en el campo, teniendo que caminar hasta una hora para que sus maridos reciban la comida aún caliente; también lavan en el agua que casi siempre está cristalizada por el frío y se dedican a la confección de enseres domésticos, textiles para el consumo familiar y algo extra para venta.
Desde que el Voluntariado de la UV echó a andar el taller de costura y bordado muchas cosas han cambiado, no sólo en el mejoramiento de la calidad de técnica, los acabados y diseños de los productos textiles, sino que esto ha influido también en la manera de ver la vida de las mujeres que, al sentirse autosuficientes y ganarse “unos centavos”, han visto mejorar su economía y elevar su autoestima.
Guadalupe León Ruiz y Blanca Lilia Julio Aguirre son las maestras de bordado y costura; su idea de trabajo incluye la recuperación de los diseños decorativos tradicionales, la enseñanza del trabajo de equipo, el valor identitario y el cuidado de los estándares de calidad.

Al principio en el taller trabajaban en precarias condiciones, pero se han esforzado por mejorar técnicas y estar vigentes en esta tradición que cada vez compite en nuevos mercados.
Con aguja, hilo e imaginación, las bordadoras recrean el entorno natural con dibujos coloridos y realistas. Flores, frutas, mariposas, plantas, animales, son finamente elaboradas en plumeado o punto atrás, relleno de tambor al pasado, rococó y delineados.

Para esto usan diferentes materiales como hilos de algodón teñidos y mercerizados, telas de algodón mexicano, lino importado y otras fibras con las que confeccionan ropa, mantelería, cortinas, bolsas, separadores de libros, caminos de mesa, cojines, servilletas, toallas.

El objetivo ha sido impulsar el desarrollo económico y social de estas mujeres para que –en un futuro no muy lejano– tengan su propia microempresa y gocen de mejores oportunidades de vida para ellas y sus familias.

El conocimiento. Legado para toda la vida
Patricia Faisal, directora del Voluntariado, piensa que en la UV se tiene una gran riqueza que aprovechar: “Y es todo el conocimiento y la información que se ha acumulado en la UV. El conocimiento es una herramienta que les durará toda la vida, que les pertenece sólo a ellas, por eso nuestra intención de que se superen no sólo las mujeres de El Paisano, sino de todas las Casas de la Universidad”.

El voluntariado está en gestiones para conseguir que funcione la telesecundaria del lugar, que no tiene ni salón ni televisión. Trabaja además porque se cuente con letrinas secas que contrarresten la suciedad del agua de los manantiales que está contaminada con eses fecales y metales pesados.

Pero no trabajan solos pues cuentan con el apoyo de un gran número de dependencias universitarias y estatales, entre ellas la Dirección de Vinculación de la UV, la Labioteca de la UV y el Consejo Veracruzano de Arte Popular. Facultades como la de Negocios Internacionales se suman a la causa; ellos están por desarrollar un medio de empaque para que sus productos puedan ser comercializados fuera de Xalapa e incluso en el extranjero.
Ser autosuficientes, el gran reto
María Gumercinda Martínez Vázquez es madre de siete hijos, la más pequeña es Ana Jazmín de nueve meses: “Me gusta venir al taller porque nos están ayudando a hacer bien nuestro trabajo y eso nos beneficia. Yo hago tortillas, muelo el maíz, doy de comer, pero desde niña aprendí a bordar, lo bonito es que ahora gano dinero para comprar cosas para la casa y el bastimento”.

María del Rocío Hernández Martínez dice que “borda desde que recuerda”. Tiene 27 años y se dedica a las labores de la casa: “En mi familia somos cinco. A veces tiene uno un animalito y lo vende para sacar dinero, pero ahora desde que bordo mejor, tengo un ingreso que antes no tenía”.
Ángeles Vázquez Martínez también es casada: “Antes no sacaba dinero de ningún lado, más que
lo que mi marido me daba. Las maestras nos han enseñado a esforzarnos y salir adelante, me gusta mucho tener mi dinero para comprarme ropa, zapatos o echarle una ayudadita a mi casa”.

Sarahí Guzmán tiene 18 años y ya terminó la secundaria. Es la mayor de cinco hermanos: “Con lo que ahora gano me compro zapatos o un perfume, también ayudo a mi mamá. No nos imaginábamos que nuestro trabajo fuera tan valioso, aquí no hay ni cómo ganarse un centavo, así que la UV nos ha ayudado mucho”.

Voluntariado de la UV

La misión principal de la Universidad Veracruzana es la generación de conocimiento para su distribución social, esta tarea se realiza con los diversos sectores sociales del estado de Veracruz, llevando el conocimiento allí donde están los problemas de la entidad para contribuir a su solución, pero se enfatiza el acercamiento de conocimientos y competencias a grupos que por sus condiciones sociales no tienen acceso a la Universidad.
El Voluntariado es una dependencia de la UV; está integrada por personas entusiastas que de manera altruista promueven el desarrollo social de las comunidades marginadas cercanas a las Casas de la Universidad.
El Voluntariado convoca a la comunidad universitaria a colaborar con los programas de desarrollo social que se están llevando a cabo en estas Casas, ya sea integrándose a los proyectos existentes, o bien proponiendo nuevos proyectos encaminados a este alto propósito institucional.
Mayores informes en Adalberto Lara 28 esquina Pestalozzi, Colonia Aguacatal, en Xalapa, teléfono 815-90-04, y el correo electrónico es voluntariado_uv@uv.mx.

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