lunes, 1 de octubre de 2007


Propondrá Felipe Calderón crear
fondo contra cambio climático

Doctor Mario Molina Henríquez, Premio Nobel de Química.
Embajador Juan Antonio Mateos; señor Representante Residente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en México, Thierry Lemaresquier.
Señor Guillermo Jiménez, oficial a cargo de la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial para México, Centroamérica y el Caribe.



Es un placer estar con ustedes el día de hoy para así conmemorar el XX Aniversario del Protocolo de Montreal, pero con ello hacer un muy merecido reconocimiento a uno de los mexicanos más grandes de los últimos tiempos: el doctor Mario Molina, aquí presente.
En honor a la trayectoria científica y humanista de don Mario, me llena de satisfacción que hoy hayamos procedido a la Cancelación del Timbre Postal: México Protege la Capa de Ozono.
Como ya se dijo aquí, en 1974 Mario Molina, junto con su colega Sherwood Rowland, anticipó el adelgazamiento de la capa de ozono como resultado de la emisión de gases industriales, los clorofluorocarbonos utilizados como refrigerantes, solventes y propelentes para latas de aerosol.
Pero don Mario no se detuvo ahí, ante la gravedad del problema redobló sus esfuerzos y cumplió con creces con la responsabilidad del científico, que él mismo definió como la de comunicarle a la sociedad los riesgos y las incertidumbres que enfrentamos.
El camino no fue fácil, ante una sociedad de consumo, concentrada en la comunidad que puede brindar los adelantos científicos y tecnológicos, había que remar contra la corriente, y el doctor Molina ejerció el enorme liderazgo que hay en él.
En un artículo reciente del Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, éste escribió que el liderazgo que el mundo necesita para enfrentar el calentamiento global, consiste en tomar decisiones difíciles y marcar nuevos rumbos, así como de tener una visión y capacidad de anticiparse a las necesidades y acelerar el cambio de ritmo.
Nuestro Premio Nobel aportó un diagnóstico acertado a un problema, alertó y convenció sobre él a la comunidad internacional y, sobre todo, propuso y sigue impulsando soluciones para empezar a corregirlo.
A sus investigaciones siguió, en 1987, la firma del Protocolo de Montreal, para lo cual el Embajador Juan Antonio Mateos, que hoy nos acompaña, jugó un papel decisivo, en él se planteó la reducción al 50 por ciento de la producción mundial de clorofluorocarbonos.
El Protocolo de Montreal ha tenido un impacto mayor en favor del medio ambiente incluso que el Protocolo de Kyoto, como también ya se señaló, firmado en 1998, para restringir el uso de gases dañinos para el ambiente.
El doctor Molina y la gente que creyó en él, tuvieron la habilidad de persuadir a las industrias en el mundo para eliminar esas sustancias nocivas.
Hoy se ha logrado desacelerar el crecimiento del daño a la capa de ozono, por ello las contribuciones de Mario Molina a nuestro país y al mundo son invaluables.
Yo quiero decirles, amigas y amigos, que mi Gobierno tiene un compromiso claro con la protección de la capa de ozono, como muestra de ello el Gobierno mexicano está fortaleciendo la estrategia asumida hace tiempo para, precisamente, hacer la contribución de México a este respecto.
Hay que refrendar el dato tan significativo que fue nuestro país el primero que ratificó el Protocolo de Montreal y también el primer país que cerró anticipadamente su producción de clorofluorocarbonos.
Hemos fortalecido, además, con recursos del Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal, el proyecto de eliminación de clorofluorocarbonos empleados en el mantenimiento de equipos de refrigeración.
En lo que va del año la Secretaría de Medio Ambiente, en colaboración con la Secretaría de Educación Pública y el Politécnico Nacional ha capacitado a más de dos mil técnicos para recuperar y reciclar gases nocivos.
Impulsamos la eliminación de tetracloruro de carbono, sustancia con un alto grado de toxicidad y que es utilizada como solvente para usos comerciales, nuestra meta es dejar de utilizarla a finales del año 2009.
También hemos fortalecido el Banco Nacional de Halones para regenerar sustancias utilizadas en la mitigación de incendios, esto nos ha permitido dar cumplimiento con tres años de anticipación al Protocolo de Montreal.
Todas estas acciones han sido posibles gracias a la participación y al compromiso de la industria mexicana, más de 200 empresas de los sectores de refrigeración, aires acondicionados y espumas de poliuretano, así como de los consumidores que eligen productos que no dañan la capa de ozono.
Con este mismo espíritu, este año se adhirió México a la Enmienda de Beijing que incluye compromisos para el control de la producción de hidroclorofluorocarbonos, sustancias que también tienen un impacto en el calentamiento global.
Así México ya ha iniciado los trabajos de un sistema de cuotas y licencias para el control de estas sustancias.
Habría que preguntarse qué es lo que marcó la diferencia entre el Protocolo de Montreal y el Protocolo de Kyoto, ya el doctor Molina hace un momento al hablar de las lecciones que nos dejó el Protocolo de Montreal, marcaba algunas diferencias.
Pienso que una fundamental es la capacidad de liderazgo claro de quienes encabezaron la preocupación de la capa de ozono, del doctor Molina y sus colaboradores.
Pienso que es fundamental ahora que se ha renovado el impulso en el mundo de alguna manera sobre el cambio climático, a partir de los daños que el propio cambio climático está haciendo ya en las civilizaciones, los estragos, diría yo; es enfatizar el problema y subrayar el diagnóstico y las alternativas del mismo.
El Protocolo de Kyoto de alguna manera no fue precedido por una difusión masiva y una adaptación de las distintas sociedades a las implicaciones del cambio climático.
Hoy quizá es tarde, pero nunca será demasiado tarde para empezar estas acciones.
Segundo. La capacidad de involucrar a la industria y de generar alternativas para la industria que permitieran seguir con sus actividades habituales, concretamente la industria de la refrigeración, por ejemplo, o de aerosoles, a través de alternativas también tecnológicas que hicieron posible que esta adaptación de la planta productiva, una adaptación oportuna al problema permitiera reducir la eliminación de los gases destructores de la capa de ozono.
Tercero. La participación de las principales potencias, señaladamente Estados Unidos; hay que decir que lamentablemente la falta de participación, de liderazgo, de fuerza económica de Estados Unidos en el Protocolo de Kyoto ha sido, entre otros muchos factores, uno que ha dañado sensiblemente la capacidad de impacto positivo del Protocolo de Kyoto en el tema del cambio climático.
Otro factor más, añadiría yo: el Protocolo de Montreal tuvo la ventaja enorme de contar con una asignación, con fondos de diversas naciones para poder hacer frente al problema.
El Protocolo de Kyoto cuenta con regulaciones donde los fondos fundamentalmente están a cargo de las industrias que buscan el equilibrio de emisiones de carbono.
Pienso que tenemos que reunir esta experiencia, la que el doctor Molina conoce como nadie en el mundo para avanzar ahora sí de manera eficaz en hacer una nueva etapa, una nueva generación para el Protocolo de Kyoto.
Primero. Tenemos que hacer una labor masiva de difusión y alcance de las consecuencias del cambio climático.
Todavía yo me encuentro, y muy frecuentemente, en altos dirigentes políticos y empresariales en el mundo, gente que simple y sencillamente no cree en el cambio climático, que no cree que esto sea un problema real y que por supuesto no está en lo más mínimo comprometido en hacer algo para avanzar.
He estado en eventos donde he planteado el tema del cambio climático e incluso no ha faltado quien simplemente, no han faltado las carcajadas e incluso en algunos de los más prominentes líderes políticos y empresariales cuyo compromiso es indispensable para que esto se dé.
Tenemos que hacer una labor de adaptación de nuestras sociedades, de sensibilización de nuestras sociedades al problema que tenemos.
Tenemos que hacer todos los días una vinculación de los problemas más graves que está sufriendo la gente, desde las personas que hoy están inundadas en Veracruz, nuevamente, hasta las alteraciones que se están viviendo en sequías.
El aumento del trigo, por ejemplo, en el precio internacional que se ha duplicado, prácticamente en este año en todo el mundo, ha provocado que en otros países como en Italia, por ejemplo, haya huelga para el consumo de pastas, pues está provocado también en parte, porque las enormes sequías nunca vistas en Australia o no vistas en mucho tiempo, también derivan del cambio climático.
Está provocado también en parte por las alteraciones que en otros países se están produciendo al clima, tenemos que vincular los problemas cotidianos de la gente con su causa, con una causa que en muchas ocasiones está vinculada al cambio climático.
Segundo. Pienso que tenemos que hacer otro esfuerzo internacional.
Por eso me da gusto que entre los temas que se discutieron en la reunión de las Naciones Unidas con Ban Ki-moon, su nuevo secretario y con la participación de México a través del Secretario de Medio Ambiente se llegó a un acuerdo elemental de no generar iniciativas dispersas contra el cambio climático, sino de reforzar el papel de las Naciones Unidas, una postura reforzada por nuestro país que estamos siguiendo, necesitamos atacar el problema en instancias formales que tengan mucho más fuerza que instancias dispersas.
Tercero. Hay que seguir presionando en el ámbito internacional y a través de la opinión pública y estoy seguro que desde el ámbito propio de la misma política interna en Estados Unidos se está presionando a este país para asumir un compromiso claro contra el cambio climático, para asumir una participación activa en el Protocolo de Kyoto.
A mí por lo menos me conforta que ahora el Gobierno de Estados Unidos después de rechazar durante décadas, una década casi o más, los compromisos del Protocolo de Kyoto contra el cambio climático, ahora ha tenido que pasar de una actitud que rechazaba por completo el problema, a una actitud que busca así sea por reconstruir algo de liderazgo perdido en la arena internacional, a alternativas surgidas a partir de la propia iniciativa americana.
Y, finalmente, en este orden de ideas, también quiero compartir con ustedes que desde mi Gobierno consideramos que también es fundamental la existencia de un fondo asociado al Protocolo de Kyoto tal y como ocurrió en el fondo asociado al Protocolo de Montreal.
De manera tal que mi Gobierno ha planteado ya en esta reunión de países interesados en el tema y propondrá formalmente el establecimiento de un fondo asociado al Protocolo de Kyoto que permita financiar las inversiones para frenar el tema del cambio climático.
Es decir, sumarle a los fondos provenientes de las industrias en aquellos países comprometidos con un límite de emisiones de carbono, México ha propuesto informalmente y mi Gobierno propondrá formalmente el establecimiento de un fondo multinacional para combatir el cambio climático, la reconversión de la producción energética, el control de las emisiones de carbono y, por supuesto, impulsar una agenda verde como ya lo hemos venido haciendo en el pasado.
En sintonía con el Protocolo de Montreal y con la decidida colaboración del doctor Molina y otros científicos mexicanos, mi Gobierno elaboró la Estrategia Nacional del Cambio Climático, esta estrategia consta de dos tipos de agenda; una agenda gris como suele llamarse que esta orientada a la regulación energética de México y que tiene que ver precisamente con la reducción en la emisión de carbono en la generación de energía en el país.
Y una agenda verde también que busca precisamente la preservación de la capa vegetal de nuestro país a través de programas muy activos como es el PROARBOL para recuperar la capa foresta, fundamentalmente mediante el pago de cuotas por servicios ambientales.
Nuestra estrategia identifica posibilidades para contribuir a reducir los gases de efecto invernadero en el transporte, en la industria, en la agricultura, en la construcción de vivienda, en los planes para generar energía a partir de fuentes alternativas como la eólica y la solar.
Y, desde luego, en la apuesta de incentivos correctos asociados a la energía, al costo de la energía que permita, precisamente, estimular de manera significativa la reducción en las emisiones de carbono, sin que eso implique una pérdida de capacidad energética para las sociedades.
Mi Gobierno también ha decidido a tomar una postura diferente respecto de la de otros países en desarrollo al respecto de este problema.
Tradicionalmente y desde el Protocolo de Kyoto mismo, se había asumido la idea de que la carga fundamental era para los países en desarrollo y asumió el principio de responsabilidades compartidas, pero diferenciadas para atacar el problema del cambio climático.
Sin embargo, a partir del tema de responsabilidades comunes pero diferenciadas, se llegó también a la idea, a mi juicio equivocada, de que la responsabilidad de reducir las emisiones de carbono y combatir el cambio climático era una responsabilidad lejana a los países en desarrollo.
A partir de este año México ha planteado una postura distinta y hemos dicho con claridad que la responsabilidad es compartida, es decir, el énfasis tiene que ponerse en esta responsabilidad compartida y no en la diferenciación de responsabilidades.
De manera tal que somos el primer país en desarrollo que además de tener una estrategia contra el cambio climático, está haciendo reportes periódicos sobre sus emisiones de carbono y está decidido a ir más adelante sin excusarse en el bajo nivel de ingreso asociado a los países en desarrollo para asumir un compromiso mucho más firme.
Somos el único país que ha presentado tres reportes nacionales sobre emisiones de gases que provocan efecto invernadero.
Asimismo, hace unas semanas publicamos un decreto para la Administración Pública, es un nuevo decreto de compras verdes que tampoco tiene muchos precedentes en países en desarrollo.
Según este decreto, todo el papel que compre el Gobierno Federal tendrá que ser o papel reciclado o papel que provenga certificadamente de plantaciones forestales manejadas sustentablemente.
Además, todos los muebles que adquiera el Gobierno Federal y estamos hablando de decenas, de miles, de millones de pesos entre papel y mobiliario tendrán que provenir de madera también certificada por su uso sustentable.
En materia de educación y cultura ambiental, no existe mejor inversión que fomentar desde las aulas una cultura ambiental y por eso con este fin algo que nos faltó a muchas generaciones de mexicanos, las secretarías de Medio Ambiente y de Educación Pública trabajan por garantizar que la educación sea ambiental, sea general y se instruya en todas las escuelas del país.
Precisamente, hoy también estamos presentando libros de divulgación científica para niñas y niños sobre el tema de la capa de ozono en lo específico.
Finalmente, también quiero refrendar que, bueno, primero al final para quien asuma un compromiso de cuidarlo, de plantarlo, de verlo crecer, vamos a regalar algunos arbolitos, me parece que hoy tocan ficus, y algún otro probablemente cedro o cedro blanco.
Pero, aprovecho el tema para decirles que de acuerdo con el Programa de PROÁRBOL nos hemos propuesto plantar en México, entre reforestación, apoyo a plantaciones comerciales y cuidado de suelos, ampliar o reforestar 500 mil hectáreas para este año, es una meta que vamos a cumplir a cabalidad.
Y dentro de las metas que se ha propuesto este Gobierno para plantar 250 millones de árboles, de los mil que se propuso en su inicio las Naciones Unidas para este año, tan sólo en reforestación, es decir, sin considerar los árboles plantados en plantaciones comerciales por ejemplo, nuestro Gobierno lleva ya plantados 180 millones de árboles de los 250 millones comprometidos, así que estamos trabajando muy fuertemente.
Señoras y señores, doctor Molina, amigos del presídium:
El calentamiento global es un desafío que demanda del entendimiento y la colaboración entre países para alcanzar los objetivos planteados en la protección a la capa de ozono.
El Timbre Postal que hoy cancelamos es un símbolo del compromiso de México con el cuidado y protección del medio ambiente, un compromiso con la humanidad, con el planeta.
En ese timbre se lee: México Protege la Capa de Ozono.
Yo, al igual que ustedes, deseo que ésta no sea una frase más y, por eso, estamos trabajando y trabajando con hechos para que efectivamente México proteja la capa de ozono y la naturaleza en general.
En nombre de los mexicanos que vienen y cuyo porvenir nos toca cuidar desde ahora, yo exhorto a todos, a las mexicanas y a los mexicanos que hoy vivimos, a que en cada una de nuestras actividades cotidianas refrendemos nuestro compromiso por un país limpio, por un México que nos dure para siempre, por un planeta donde verdaderamente podamos vivir con dignidad todos los que en él habitamos.

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