viernes, 6 de julio de 2007

Estrictamente personal

Raymundo Riva Palacio

Relaciones peligrosas

Las huellas que dejó Zhenli Ye Gon en el tráfico de metanfetaminas a Estados Unidos tienen rutas paralelas al gobierno de Fox y al PRI

La investigación de Zhenli Ye Gon, el empresario mexicano de origen chino acusado por el gobierno de narcotráfico y lavado de dinero, está a punto de tomar un vuelco espectacular. Involucra al gobierno del ex presidente Vicente Fox por la vía de su ex secretario de Salud, Julio Frenk; al ex candidato del PRI a la Presidencia, Roberto Madrazo; a la actual líder nacional de ese partido, Beatriz Paredes, y a todo el grupo político que abrevó del profesor Carlos Hank González, quien es uno de esos muertos que nunca mueren.
Este potaje singular tiene un hilo conductor, eje de la investigación criminal, que se llama Ernesto Enríquez Rubio.
Enríquez Rubio es el actual secretario de Administración del PRI, último cargo de una carrera política poderosa. Lo nombró Beatriz Paredes después de haber sido el coordinador administrativo de la campaña presidencial de Roberto Madrazo, a la cual se sumó en enero del año pasado, tras renunciar a la dirección de la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris), que dependía de la Secretaría de Salud. Su entonces titular Julio Frenk lamentó profundamente la pérdida de su colaborador, a quien calificó como “un funcionario ejemplar”.
Frenk avalaba plenamente a Enríquez Rubio, quien fue acusado de intentos de sobornos a diputados para favorecer a las tabacaleras, pero antes también se le había señalado como defensor de la industria de vinos, lo cual, en ambos casos, era exactamente el papel contrario a lo que sus funciones de vigilante y regulador tendría que cumplir. Frenk metió las manos por él tantas veces como fue necesario, sin importar los antecedentes políticos y legales en los que se movía Enríquez Rubio. Fox igualmente lo respaldó, y nunca pidió su destitución de Cofepris, pese a los dolores de cabeza que ya les había dado.
Desde esa última posición en el gobierno federal se relacionó con Ye Gon, de acuerdo con las averiguaciones del caso, y le autorizó todos los pedimentos de importación de seudoefedrina que le pidió. Enríquez Rubio, sin embargo, niega cualquier relación con el mexicano de origen chino. Es más, explica, como responsable de Cofepris no autorizaba directamente ni registros ni licencias. Los procedimientos de autorización los hacía la Comisión Ejecutiva responsable de sicotrópicos, que reportaba a la Comisión de Autorización Sanitaria que a su vez le informaba a él. De Ye Gon afirma que no lo conoce, y de su empresa, agregó, “ni idea”. A él no le informaban sobre nombres, sino de empresas en general, aproximadamente 50 importadoras de seudoefedrina durante su gestión.
La seudoefedrina es un precursor de metanfetaminas, una droga sintética muy popular en el mercado estadounidense, que se abastece en 90% de cargamentos de México. Ye Gon, según las presunciones gubernamentales, fue una pieza vital en el tráfico ilegal de seudoefedrina desde China, para ser convertida en metanfetaminas por el cártel del Milenio, de los hermanos Valencia, y transportada hacia Estados Unidos por el cártel de Sinaloa, encabezado por los hermanos Beltrán Leyva, con el cual están asociados.
El agente aduanal que le hacía las cosas a Ye Gon se llama Roberto Javier Quintanilla Salazar, quien tiene una agencia aduanal en Monterrey que está siendo investigada por la PGR. Quintanilla Salazar fue detenido la semana pasada en la capital regiomontana, al igual que su estrecho colaborador, Uriel Martínez, quien operaba desde el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, donde se decomisó un cargamento de seudoefedrina procedente de Hong Kong en diciembre pasado, que puso a las autoridades mexicanas sobre pista firme tras la empresa de Ye Gon, Unimed Pharm Chem, el tercer importador mexicano de productos químico-farmacéuticos gracias a los permisos durante la gestión de Enríquez Rubio, según las investigaciones.
Quintanilla Salazar también tenía un viejo vínculo con el profesor Hank González cuando participó en una operación donde el legendario político compró —con prestanombres, como siempre— una empresa de transportes. Quien fue siempre su testaferro y hombre de confianza fue precisamente Enríquez Rubio, quien fue su representante comercial en Costa Rica, cuando incursionó en los negocios durante los 70, de la mano de dos ex presidentes ticos, Rafael Ángel Calderón Fournier, quien estuvo preso por corrupción, y Miguel Rodríguez, quien después de ser mandatario fue electo secretario general de la Organización de Estados Americanos, cargo que no terminó porque resultó culpable de otros cargos de corrupción, por lo cual fue a la cárcel.
Pero en los tiempos de la bonanza político-empresarial en Costa Rica, Enríquez Rubio se comportaba como uno de los grandes detentadores de poder, según las crónicas de la época, hasta que cambiaron los tiempos políticos y los partidos de oposición a Calderón Fournier y Rodríguez llegaron al poder. Entonces, el gobierno de Costa Rica, presionado por una investigación en contra del mexicano por parte de una Comisión Especial sobre Narcotráfico, estuvo a punto de declararlo persona non grata, pero escapó antes de enfrentar problemas judiciales. No pudo reintegrarse al gobierno durante la administración de Miguel de la Madrid porque estaba inhabilitado por corrupción, pero cuando el ex presidente Carlos Salinas hizo a Hank González secretario de Agricultura, lo protegió como oficial mayor y luego como subsecretario. Enríquez Rubio no volvería a caer. Fue subsecretario de Trabajo durante el gobierno de Ernesto Zedillo y en el de Fox, Frenk lo llevó a trabajar muy cerca de él hasta que, por pedido de Madrazo, regresó al cuadril priísta.
Los permisos que facultaron a Ye Gon ser presuntamente un actor importante en el tráfico de metanfetaminas los gestionó Quintanilla Salazar, a quien el actual directivo priísta asegura no conocer. Enríquez Rubio precisó que hay sólo cuatro aduanas que están autorizadas para el manejo de la seudoefedrina, México, Veracruz, Manzanillo y Nuevo Laredo, y que el producto está estrechamente monitoreado por la Cofepris, la PGR —a través de la Subsecretaría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada y el Centro Nacional de Análisis, Planeación e Información—, la Administración de Aduanas y la Secretaría de Relaciones Exteriores, junto con un vínculo directo y en línea de seguimiento, con la Oficina para el Control de Drogas y Prevención del Delito de la ONU.
Enríquez Rubio no parece ser un hombre preocupado por los delitos que le imputan a Ye Gon. Tampoco ha sido requerido aún por las autoridades, que tienen bajo interrogatorio a Quintanilla Salazar y a Martínez, quienes presuntamente tienen las llaves que le permitirá a la PGR abrir las puertas que determinarán cuáles funcionarios en el gobierno de Fox, y cuántos prominentes miembros de la clase política mexicana, pudieran estar involucrados en la magna operación que le adjudican a Zhenli Ye Gon, de quien muy pocos sabían algo de él hasta apenas hace cuatro meses.
Tomado de El Universal

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