Enfrentemos el TLCAN con capacitación, conocimientos y sensibilidad social Raúl Arias Lovillo*
En un momento cardinal en la historia de las relaciones internacionales de México, como el que estamos viviendo desde el 1º de enero, fecha en que entró en vigor el polémico capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), estoy convencido que nuestra mirada no se debe centrar en lo que no hemos hecho como nación, sino en cómo podemos convertir este tratado en una oportunidad estratégica y en una excelente herramienta que impulse las actividades del campesinado veracruzano.
Si construimos un conjunto de tareas que permitan contribuir a que los campesinos del estado de Veracruz tengan la capacidad competitiva en el mercado nacional e internacional, podremos hacer frente de manera favorable a esta historia.
Pero esto no es un sueño. La factibilidad de esto lo pude comprobar durante la visita que hicimos la semana pasada a una de las zonas más pobres del estado, en plena sierra del Totonacapan, en Zozocolco de Hidalgo.
Ahí, la intervención de la Universidad Veracruzana ha sido determinante para lograr sensibilizar a los productores regionales en cuanto a la necesidad y conveniencia de sustituir el cultivo de café de baja altura y de pobre calidad, por nuevos cultivos que hoy, además de permitirles el acceso a mejores niveles de vida, pueden, incluso, comenzar a dar los primeros pasos para convertirse en exportadores de sus productos.
El proyecto Diversificación de la Producción en Zonas Cafetaleras Marginadas (Diprocafé), diseñado e impulsado por el Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la UV, ha permitido que los productores locales desarrollen cultivos alternos como el de la hoja de guayabo para la elaboración de medicamentos (en coordinación con Gennoma lab), pimienta gorda, canela, jatropha c. para producir biocombustible y la producción de piel y papel vegetal.
De esta manera, al apoyar e impulsar proyectos de esta naturaleza, la Universidad no solo contribuye a reducir las condiciones de pobreza de la población sino también colabora en la preservación del medio ambiente.
Indudablemente que el éxito de estos proyectos requiere del apoyo del gobierno de Veracruz. Por ello, los productores agrícolas de Zozocolco y Atzalan que forman parte del proyecto, la misma mañana de nuestra visita agradecieron la noticia que yo mismo les transmití: el gobernador Fidel Herrera Beltrán, aseguraba la procuración de 15 millones de pesos para la creación de un fideicomiso que financiará los créditos para que los campesinos de esas localidades aseguren la continuidad del proyecto.
Este es el principal compromiso de una Universidad como la nuestra, que quiere estar, justamente, planteando propuestas a favor de la gente. Por ello, la UV y el excelente grupo de trabajo de Diprocafé han establecido y marcado la pauta de nuestro quehacer para el futuro inmediato en el campo veracruzano.
En primer lugar, la UV debe contribuir con conocimiento especializado desde la ciencia, y justamente este es el papel que desempeña el Citro.
En segundo lugar, que sean los mejores cuadros profesionales (capacitados) y con una gran sensibilidad social los que operen estos proyectos.
Me parece que si verdaderamente nos preocupa la situación del campo veracruzano y de nuestros campesinos, actores fundamentales para el sostén de nuestra sociedad, tenemos que darle un impulso real al agro y a los marginados productores agrícolas, y multiplicar los esfuerzos para obtener resultados como los que hemos visto jubilosamente en Zozocolco de Hidalgo. Así, pues, repliquemos esta experiencia en las zonas marginadas de todo el estado de Veracruz.
*Rector de la UV
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