jueves, 24 de enero de 2008

La Debilidad de Calderón

Amelia Campillo

Ante los evidentes problemas cruciales que vive nuestro país, la reforma energética, educativa y laboral; el Tratado de Libre Comercio, la inseguridad nacional, el desempleo, la corrupción, la administración e impartición de justicia, violencia y narcotráfico; entre otros muchos padecimientos que hoy sufrimos los mexicanos.

La percepción ciudadana de la figura del presidente Felipe Calderón se ve pequeña, ante la enorme problemática que vivimos; en la cual los ciudadanos sólo fungimos de espectadores de una trama de película en la cual los protagonistas (gobernantes, políticos, empresarios y narcotraficantes) se pelean por el poder y la riqueza de nuestro país, a costa de lo que sea.

La debilidad de Calderón se deriva de la falta de transparencia en su legitimación en las urnas en el 2006; sombra que llevará durante toda su administración tal y como ya lo vimos en el sexenio del ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Sin embargo, él es el Presidente de ésta nación; es fundamental que reconozca la urgente necesidad de establecer un nuevo proyecto de nación y otras políticas de Estado e iniciar de inmediato con acciones concretas que nos permita a los mexicanos creer nuevamente en la figura de cualquier gobernante, no tan solo la presidencial. La pasividad con que se ha venido actuando en los sexenios anteriores y la demora en las respuestas por parte de las autoridades, al desafió de afrontar de cara los problemas; ha permitido que los mismos crezcan de forma inimaginable, como es el caso de la violencia y la inseguridad pública, omisión o comisión puede contribuir a que dicha percepción de la ciudadana aumente o disminuya.

Se pierde el tiempo debatiendo ya desde ahora, si Juan Camilo Mouriño es el próximo candidato presidencial, si es mexicano o no. Es momento de ponerse las pilas y hasta la camiseta; lleva muy poco la administración del Presidente Calderón para pensar ya sobre su posible relevo. Por el bien de México se espera que los cambios en su gabinete los haya hecho en función de realizar un ajuste importante en el mismo; y la colocación de gente cercana a él en lugares estratégicos como Gobernación, Desarrollo Social, la Dirigencia Nacional Panista y la Oficina de la Presidencia; no sean una cortina de humo para desviar la atención de los enormes conflictos sin resolver que enfrentamos; ni mucho menos con la intención de tomar decisiones unilaterales en provecho sólo de ciertas élites políticas y económicas del país.

Debiera preocuparnos más conocer y exigirles las políticas, programas, acciones y estrategias de gobierno y de trabajo de cada uno de ellos que va a desarrollar en sus nuevas áreas de gobierno.

Confío por el bien de todos que no haya sido la pretensión de Calderón distraer y mantener ocupada a la sociedad en discusiones vanas. Por que si fuera así, sería triste y lamentable que él mismo cree en propia debilidad. Sin darse cuenta que hoy más que nunca necesitamos de un mandatario decidido, fuerte y capaz de sacarnos del hoyo en que estamos cayendo.


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