viernes, 18 de enero de 2008


Combaten 3 horas en Tijuana
Tras tiroteo, hallan seis cadáveres amordazados en casa de seguridad

Julieta Martínez/ El Universal

A las 10:30 horas, una llamada ciudadana a la central de radio y las tribunas radiofónicas dieron la voz de alerta: una cerrada balacera ocurre en la delegación La Mesa.

Seis horas después se dio a conocer el saldo preliminar de la refriega: cuatro policías municipales y federales heridos, un presunto delincuente muerto y cuatro más detenidos, a quienes se recogió un arsenal en un domicilio de la colonia Sonora y fueron trasladados a la ciudad de México. Dos de ellos se identificaron como Carlos Alberto Espinosa Vega y Román Gamez Osuna, quienes dijeron ser policías ministerial y municipal, respectivamente.

Édgar Millán, jefe de Proximidad Social de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, no descartó que uno de los detenidos sea Jorge Briseño López, El Cholo, uno de los principales lugartenientes del cártel de los Arellano Félix.

En el inmueble, presumiblemente una casa de seguridad, se hallaron al menos seis cadáveres más de personas que probablemente habían sido secuestradas; estaban amordazados y con el tiro de gracia.

Autoridades municipales, encabezadas por el alcalde Jorge Ramos Hernández, rendían un homenaje a tres jefes policiacos que comandos armados habían asesinado hace dos días. La alerta ciudadana obligó al director de la policía municipal, Julián Leyzaola Pérez, a abandonar la ceremonia luctuosa para acudir al lugar donde se desarrollaba el enfrentamiento. Para esos momentos, ya se encontraban cientos de elementos del Ejército y de las policías Federal, Estatal Preventiva, Municipal y Ministerial.

Vecinos de las colonias Electricistas, Sonora y Ermita vivieron horas de terror y angustia al escuchar el tiroteo que algunos calificaron “como una guerra”.
Obligado desalojo

Los disparos que se escuchaban de manera intermitente obligaron a los vecinos a tirarse al suelo. “¡Tírense...!, ¡Tírense...!”, ordenaban imperiosos los militares.

Había transcurrido más de una hora, cuando los agentes decidieron desalojar el jardín de niños Alegría, en la calle Romano, entre las avenidas Ermita y Quinta Alta, pues de pronto se convirtió en escenario de la refriega. Entre 30 y 40 menores salieron corriendo, en brazos de militares y agentes que ayudaron al retiro de los alumnos.

Las aterrorizadas maestras les recomendaban: “Agáchense y corran”. A bordo de vehículos oficiales, los niños fueron trasladados al auditorio municipal, donde sus padres los recogieron.

En algunos momentos de aparente calma, los militares y policías aprovechaban para cerrar el cerco que se estableció entre la calle Romano y Quinta Alta, en torno a la avenida Cerro Prieto.

En una casa de esta avenida se parapetaron los presuntos sicarios y desde este lugar siguieron disparando contra las autoridades. En las calles aledañas, los vecinos recogieron balas de alto poder y decenas de casquillos percutidos.
Alrededor de las 13:30 horas cesó el tiroteo, con el saldo de un delincuente fallecido y cuatro detenidos a quienes se les recogió un arsenal.

Militares y agentes pudieron ingresar al inmueble, en donde —de acuerdo a fuentes consultadas— fueron localizadas al menos seis personas asesinadas, quizá probables víctimas de secuestros.

Mientras esto ocurría, desconocidos interfirieron la frecuencia de radio de la policía para advertir: “Ya nos pelamos tres veces, y ésta va a ser la cuarta”. Además, profirieron amenazas de muerte en contra del director de la policía municipal de Tijuana, Leyzaola Pérez.
Intimidación

A la comandancia de la policía municipal llegaron varias coronas luctuosas, al tiempo que trascendió que ese cuartel sería atacado, por lo que las autoridades ordenaron desalojar el inmueble.

Después de tres horas, la mayor parte de los militares se retiró del sitio, como indicio de que la situación había sido controlada. Esto fue aprovechado por padres de familia quienes angustiados preguntaban por sus hijos de otro kínder y una guardería, situados enfrente de la casa donde se pertrecharon los delincuentes.

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