martes, 26 de junio de 2007

En Tepito no hay “perico”

No hay cocaína. Los dealers se pelean hasta por 100 gramos. Esta es la segunda vez que ocurre algo similar en el barrio de Tepito. Recuerda que la última vez que el perico escaseó fue a principios del sexenio de Ernesto Zedillo, en 1994. En aquel entonces un gramo costaba 70 pesos y el kilo 60 mil, "precio para México".

La explicación la da un personaje que lleva 19 años en el negocio ilícito de la cocaína. Un hombre que ha visto el comportamiento del mercado negro de lo blanco, durante tres sexenios. "Si tienes, compra, porque hace más de un mes que no llega un cargamento chido", le habría dicho uno de sus distribuidores.

Nada tiene que ver con los operativos, dice. Lo que están haciendo es cortar a todos los del gobierno y del Ejército que trabajaban para el cártel del sexenio pasado. "En el tiempo de (Vicente) Fox hubo mucho perico. Ahorita nada más se van a acomodar y después todo vuelve a la normalidad".

"Pero como en todo negocio, hay acaparadores, gente que esconde el producto para subirle el precio mientras se acomodan las cosas. Es como el azúcar".

Hoy el costo se ha incrementado. El gramo que cuesta 150, se puede vender hasta en 250 pesos. El kilogramo puede llegar a costar hasta 150 mil. "Ahorita no hay y le puedes duplicar el precio".

Se animó a hablar después de un arduo trabajo de convencimiento, de varias citas fallidas en las que el riesgo era el argumento principal. No tenía caso, decía, porque es algo que no se va acabar y no tiene objeto arriesgar la vida. "Ellos (los del gobierno) necesitan vender lo que decomisan o se roban, pero también necesitan de nosotros para sacar su producto".

"Es mentira que quemen, es mentira que decomisen o que detengan a alguien; muchas veces los dejan ir".

Cuenta la anécdota aquella de cuando se supo que las autoridades de la Procuraduría General de Republica detectaron un camión que transportaba motores cuyos cilindros ocultaban kilos de cocaína.

En las semanas siguientes al suceso, la cocaína "cilíndrica" apareció en el mercado. "Nos necesitan", repite.

"Es imposible que el gobierno quiera dejar de ganar tanto dinero, es una economía subterránea en la que unos trafican, otros atrapan y ambos venden, pero sin puchers no son nada".

En el sexenio pasado entraron tráileres hasta con una tonelada de cocaína al barrio de Tepito. Entraron miles de kilos dentro de papayas que tenían como destino efímero la Central de Abasto. Bajaron avionetas en las afueras de la ciudad o en los estados aledaños, que descargaban la "mercancía" proveniente de Colombia.

Y lo que argumenta es que México pasó de ser un país de tráfico a ser un país de consumo. "El mercado ya está aquí. De Colombia directo a México; por eso es tan barata comparado con Estados Unidos". Incluso, Los Sinaloa -como llama a los traficantes originarios de ese estado-, si no pueden subir su producto, lo bajan al Distrito Federal, donde se concentra la mayoría de los compradores.

Atrás quedaron aquellos tiempos en que los propios Sinaloa decían que la cocaína era para los "pinches gringos locos. Nada se quedaba aquí". Ahora el promedio es que un kilo de cocaína se vende en cuatro semanas al menudeo. "El bueno del sexenio pasado fue el cártel de El Chapo; ahora se están acomodando otra vez.
Pronto vamos a saber para quién trabajará el nuevo gobierno", dice
Texto tomado de El Universal

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