miércoles, 19 de septiembre de 2007

En la lucha contra las drogas, la prevención requiere la máxima atención

Se destina más a combatir al narco que a prevenir adicciones

*De no invertir en tratamiento y prevención se corre el riesgo de aumentar índice de criminalidad, comentó Jorge Sánchez Mejorada

David Sandoval

Existe una desproporción considerable entre los recursos que se invierten para combatir el narcotráfico y las cifras que se destinan a programas de prevención de adicciones cuando, en opinión de expertos, este último ámbito es donde se requiere mayor atención, manifestó Jorge Sánchez Mejorada Fernández, coordinador de la Maestría en Prevención Integral del Consumo de Drogas de la Universidad Veracruzana (UV).

“La opinión de los expertos a nivel mundial es que los recursos que se canalicen tienen que ser equitativos; la desproporción es tan grande que podríamos hablar de 20 a uno en términos de recursos; esta canalización que se propone estaría dirigida hacia la capacitación de recursos humanos”, precisó el académico.

Desde el punto de vista de la relación costo-beneficio, existe un menor gasto si se invierte en tratamiento, considerado como la atención profesional de un paciente en clínica, que pagar un costo social al aumentar el índice de criminalidad y el costo de tener personas en las cárceles, no sólo los que trafican sino también los que delinquen por las necesidades o los efectos de la propia adicción, explicó.

“Se ha demostrado en otros países que el costo de la adicción no tratada es más alto que el costo de la adicción tratada, inclusive el aspecto social, de salud y familiar justifica las acciones en este sentido”; por ello una de las preocupaciones básicas es cómo poder incrementar los factores protectores y preventivos para evitar el consumo.

Sánchez Mejorada destacó que uno de los aspectos más preocupantes del consumo de drogas es que la edad promedio en la que se inician los consumidores actualmente es de 14 años, aunado a la presencia de nuevas drogas que son altamente adictivas y están siendo distribuidas entre los niños.

En el estado de Veracruz se registra un alto consumo de la cocaína en forma de piedra, denominada “crack”, mientras que en el occidente y el norte de México la droga sintética conocida como “cristal” es considerada ya como un problema severo.

Los países que han reducido sus cifras del narcotráfico han enfocado sus esfuerzos a combatir el narcomenudeo y se debe incidir en que este tráfico no llegue a las escuelas, por ello se ha implementado el programa denominado “escuela segura”; asimismo, es necesario crear una estrategia donde se abarque tanto este aspecto de la seguridad como la participación de los padres de familia y una labor de trabajo preventivo al interior de las escuelas, expresó.

Los últimos diez años el consumo de drogas ha crecido de manera importante, por ello se requieren estrategias interdisciplinarias: “Nosotros no hablamos de campañas porque tienen una connotación temporal, nos referimos a programas permanentes de prevención de adicciones y promoción de la salud dirigido a todos los niveles, desde preescolar hasta universitario, y en el caso de los niños y adolescentes con una participación muy importante de padres y maestros”.

Ante la pregunta sobre cómo los padres de familia y profesores pueden incidir en una labor de prevención en el consumo de drogas, Sánchez Mejorada destacó como elemento crucial la capacitación en conceptos básicos sobre la prevención de adicciones.

“Diría que la labor del maestro, partiendo de la capacitación básica, será entender que una parte de su labor educativa involucra, además de la transmisión del conocimiento, estar con los ojos bien abiertos a cómo están sus alumnos emocionalmente y estar atentos a cualquier eventualidad que surja.”
Entre más joven es un niño, las posibilidades de que se vuelva adicto son mayores; por esta razón, la escuela tiene un papel muy importante al poder convocar a los padres de familia, ya que uno de los factores más importantes contra la adicción es una familia que apoye al enfermo, recalcó el académico, “una familia que escucha a los hijos y que también sabe poner disciplina es algo que se ha marginado mucho dentro de los procesos educativos”.
Sin embargo, agregó, hay posibilidades de revertir este consumo de drogas a edades tempranas: “Dentro de lo que es el diseño de políticas públicas, ésta podría considerarse como de largo plazo; es donde la presión de la sociedad hacia los actores políticos encargados de diseñar dichos programas será esencial para lograr revertir esta tendencia”.

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