lunes, 18 de febrero de 2008




Itinerario Político
Ricardo Alemán

Pemex: ¿quién miente? ¿A quién creerle?
Hay convergencia entre Calderón, un sector del PRI y la franja negociadora del PRD

Queda claro quién usa el engaño como discurso político y renta mediática: AMLO

De manera formal —y por casualidad el jueves 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad—, el gobierno de Felipe Calderón decidió iniciar el debate sobre la llamada reforma energética, un fantasma del que todos hablan, del que algunos se columpian para obtener su renta mediática, pero que en realidad nadie conoce a ciencia cierta, por la razón elemental de que no existe.

Y la mejor muestra de que se habla de algo que nadie conoce, pero de lo que muchos quieren sacar raja política —en vergonzosa confirmación de lo poco serios y lo mucho irresponsables que son los políticos y gobernantes de todos los partidos—, lo vimos apenas en el pasado fin de semana —de jueves a viernes—, cuando casi todos los actores políticos se refirieron al tema energético en una suerte de esquizofrenia política que, juzgue usted, resulta de pena ajena.

El banderazo de salida lo dio, por supuesto, el presidente Calderón, quien desde Los Ángeles —a punto de concluir su gira de trabajo por diversas capitales de Estados Unidos— dijo que sólo existen tres caminos posibles para Pemex: “Que se quede como está, con el riesgo de que en nueve años no tengamos petróleo; que el gobierno destine recursos sociales para estimular su inversión, o ver lo que han hecho otras empresas públicas en el mundo”.

La tercera opción —que incluye abrir la petrolera Pemex a la inversión nacional y a la extranjera para adquirir la tecnología de extracción profunda— es la que prefiere el gobierno de Calderón, quien insistió en que no habrá reforma constitucional.

Casi al mismo tiempo, la secretaria de Energía, Georgina Kessel, dijo que no existe borrador alguno sobre la iniciativa, pero que el gobierno federal no aceptará cambiar o transferir la propiedad del crudo mexicano. Eso sí, dijo, a finales del mes de marzo habrá una iniciativa. A su vez, el mismo jueves el líder nacional del PAN, Germán Martínez, confirmó que marzo es el mes de la iniciativa, pero dijo que aún no se sabía si la presentaría el PAN o el gobierno federal. Insistió que nadie pretende privatizar, y que existen pláticas “muy positivas” con el PRI para buscar un consenso.

Ese mismo jueves, al conocer el banderazo de salida que dio el presidente Calderón al debate energético —y la confirmación de Georgina Kessel, responsable del ramo—, el derrotado candidato Andrés Manuel López Obrador gritó en la plaza pública: “¡Se los dije; el gobierno ya soltó la sopa sobre Pemex!”. Luego dijo: “¿Qué van a decir ahora los que nos criticaban que no había iniciativa?”. Lo cierto es que no existía y aún no existe iniciativa, sino que apenas arrancó el debate sobre la misma. Pero, además, en una contradicción monumental que AMLO nunca ha querido aclarar en público —y que no es más que un engaño colectivo—, en su Programa Alternativo de Nación, el tabasqueño proponía la participación privada en el sector energético, en Pemex.

Y tan no existía iniciativa, que ese mismo jueves la diputada Ruth Zavaleta anunció que invitaría a Cuauhtémoc Cárdenas para que debatiera con los diputados federales del PRD sobre el tema. Claro, a esa reunión no invitó a AMLO. Horas después, en Michoacán, al tomar posesión como gobernador perredista de esa entidad, Leonel Godoy dijo que apoyaría una iniciativa para mejorar Pemex, pero nunca una reforma constitucional para privatizar el petróleo. A ese acto, en el que de manera formal el nieto del Tata, Lázaro Cárdenas Batel, dejó el cargo de gobernador, acudió la plana mayor del PRD menos AMLO, que ya parece “apestado” en ciertos actos de los amarillos.

Pero también en Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas dijo que Pemex “requiere de la participación de la iniciativa privada nacional, sin que ello implique una reforma constitucional”. Luego insistió: “Primero es necesario conocer la iniciativa, y luego sobre ella iniciar la discusión”. Esto es, que no existe iniciativa alguna. En el mismo acto de toma de posesión del nuevo gobernador michoacano, el enviado presidencial, Juan Camilo Muriño, quiso aclarar la postura del gobierno federal —aunque en realidad la complicó aún más— al exponer: “El Ejecutivo no presentará ninguna iniciativa, hasta no contar con un diagnóstico compartido por diversos sectores”. Es decir, que primero habrá consensos y luego iniciativa.

Mientras eso ocurría, ese mismo viernes, en la casona de Xicoténcatl, el senador Manlio Fabio Beltrones declaró que su partido compartía la posibilidad de establecer alianzas estratégicas entre Pemex y empresas extranjeras, ya que se trata de un asunto de sensatez y sentido común: “La tecnología para perforaciones profundas no se vende, y la única forma de acceder a ella es mediante alianzas estratégicas”. De manera simultánea, gobernadores del PRI de los estados petroleros —Veracruz, Tamaulipas, Tabasco y San Luis Potosí— anunciaron la formación de un bloque de gobernadores para “apoyar la reforma a Pemex, pero sin privatizar la paraestatal”.

Como se puede ver, es falso que ya exista una iniciativa. Es cierto que existen puntos de vista convergentes entre el gobierno de Calderón y un sector del PRI bien identificado —el del poderoso senador Manlio Fabio Beltrones—, como también es verdad que la franja dialogante y negociadora del PRD —la de los Cárdenas y Los Chuchos— está de acuerdo en que Pemex se abra a la inversión nacional, pero no a la extranjera. Y también queda claro quién usa el engaño como discurso político y como renta mediática; ese personaje se llama Andrés Manuel López Obrador, que de demócrata, nacionalista e izquierdista no tiene nada. Eso sí, se monta en el tema del petróleo porque es el tema más rentable.

Pero lo interesante del caso, más allá de las mitomanías de unos y las coincidencias de otros, es que la discusión sobre el futuro de Pemex quedará en manos del Congreso; de los diputados federales y senadores de todos los partidos. Y, en efecto, en ese territorio ni los amarillos ni los tricolores tienen nada garantizado. Otra vez el Congreso, otra vez todos los mexicanos en manos de esa grosera y arrogante partidocracia. Al tiempo.
aleman2@prodigy.net.mx

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