Con apoyo técnico y mil 500 plantas de la UV
Reforestan pescadores manglar
de Sontecomapan
La UV mantiene en la ciudad de Acayucan uno de los centros de producción de mangle más importantes en Veracruz
La Colaboración entre sociedad y academia, fundamental para frenar deforestación, coincidieron
Edith Escalón
“Sin manglares no hay peces, porque ahí desovan año con año muchos de los que sacamos para vender y para comer”, dice Francisco Valentín Ocelo, presidente de la Sociedad Cooperativa de Pescadores de la Ribera de Sontecomapan, grupo que con apoyo de la Universidad Veracruzana (UV) sembró al margen de la laguna más de mil 500 mangles.
Las plantas fueron donadas por el vivero de la Facultad de Ingeniería en Sistemas de Producción Agropecuaria (FISPA) de la UV, que mantiene en la ciudad de Acayucan uno de los centros de producción de mangle más importantes en Veracruz, pues además de trabajar con las cuatro especies que existen en la entidad (rojo, blanco, negro y botoncillo), realiza investigaciones para perfeccionar las técnicas de reforestación.
De acuerdo con Gustavo Carmona, coordinador del vivero, el éxito de la reforestación aumenta gracias a la disposición de los pescadores para cuidar la planta en sus propios terrenos: “Otras veces hemos plantado y a las pocas semanas o meses los propietarios meten ganado, queman la planta o simplemente no se ocupan de darle el mantenimiento que se requiere”.
Para los pescadores, el compromiso es total: “Reforestar no es nada más meter la planta y ya, uno tiene que estar pendiente de que vayan creciendo sin estorbos, y es que si no son las algas que se le enciman son los pájaros que se paran en ellas y las van doblando o la temporada de secas; hay que cuidarlas todo el tiempo”.
Hablan por su experiencia, pues esta misma cooperativa, integrada por 75 pescadores, ha realizado desde 2005 reforestaciones periódicas con el apoyo de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la cual hizo el nexo para que en esta ocasión recibieran la planta y el apoyo técnico de la Universidad.
“Tenemos una plantación donde los mangles ya rebasan los tres metros”, dice Valentín Ocelo, refiriéndose a las que llamó “huellas de la reforestación” que iniciaron hace tres años con el apoyo de Conafor, la asociación civil Reserva de la Biósfera y la Asociación de Silvicultores de Los Tuxtlas.
De acuerdo con los pescadores, muchos mangles de las 30 hectáreas que sembraron originalmente en 2004 se perdieron por diferentes razones, entre ellas la falta de conciencia ecológica de muchos pobladores o los cambios climáticos, aunque a la fecha sobreviven más de 50 por ciento de las plantas.
Justamente para lograr mayor porcentaje de éxito en la reforestación es que la UV brindará apoyo técnico a los pescadores, pues no sólo cuenta con los conocimientos para darle seguimiento a la plantación, sino que en los últimos años ha formado un equipo de especialistas en manglar que realizan investigación permanente.
Tanto pescadores como universitarios reconocieron que hace falta un mayor acercamiento entre la sociedad y la academia, y dijeron estar dispuestos a colaborar para unir fortalezas que permitan frenar la deforestación que afecta gran parte de la laguna de Sontecomapan.
Experiencia
En los últimos dos años, la UV ha revivido más de 60 hectáreas de manglares en las riberas de ríos y lagunas costeras, desde Sontecomapan hasta Coatzacoalcos, gracias a la siembra y cuidado de miles de plantas procedentes del vivero de la FISPA de Acayucan.
“Con este esfuerzo sin precedentes, la institución ha impulsado la reforestación paulatina de estos ecosistemas en el sur de la entidad, casi extintos por años de continuas descargas de aguas negras, contaminación industrial y tala clandestina”, aseguró Antonio Fernández, director de esta dependencia.
En el vivero –además de producir las 60 mil plantas que ya crecen en las riberas de los ríos y lagunas–, estudiantes, académicos e investigadores realizan investigación permanente para perfeccionar las técnicas y estrategias de selección, colecta, cultivo, transplante y mantenimiento de los mangles.
Las cuatro especies que existen en Veracruz –mangle rojo, blanco, negro y botoncillo– son propagadas en el vivero de la UV, pero la que más se produce es la última, pues “casi ha desaparecido”, comentó Refugio Rosales Rosas, egresado de la FISPA, cuya investigación de tesis reporta que sólo quedaban 109 unidades de esta especie en la región.
De acuerdo con Gustavo Carmona, académico de la UV y coordinador del vivero, de las cuatro especies de mangle actualmente cuentan con tan sólo poco más de 80 mil plantas en diferentes etapas de desarrollo, pero su meta es producir hasta 200 mil a mediano plazo, aunque el vivero tiene capacidad para medio millón.
Reforestan pescadores manglar
de Sontecomapan
La UV mantiene en la ciudad de Acayucan uno de los centros de producción de mangle más importantes en Veracruz
La Colaboración entre sociedad y academia, fundamental para frenar deforestación, coincidieron
Edith Escalón
“Sin manglares no hay peces, porque ahí desovan año con año muchos de los que sacamos para vender y para comer”, dice Francisco Valentín Ocelo, presidente de la Sociedad Cooperativa de Pescadores de la Ribera de Sontecomapan, grupo que con apoyo de la Universidad Veracruzana (UV) sembró al margen de la laguna más de mil 500 mangles.
Las plantas fueron donadas por el vivero de la Facultad de Ingeniería en Sistemas de Producción Agropecuaria (FISPA) de la UV, que mantiene en la ciudad de Acayucan uno de los centros de producción de mangle más importantes en Veracruz, pues además de trabajar con las cuatro especies que existen en la entidad (rojo, blanco, negro y botoncillo), realiza investigaciones para perfeccionar las técnicas de reforestación.
De acuerdo con Gustavo Carmona, coordinador del vivero, el éxito de la reforestación aumenta gracias a la disposición de los pescadores para cuidar la planta en sus propios terrenos: “Otras veces hemos plantado y a las pocas semanas o meses los propietarios meten ganado, queman la planta o simplemente no se ocupan de darle el mantenimiento que se requiere”.
Para los pescadores, el compromiso es total: “Reforestar no es nada más meter la planta y ya, uno tiene que estar pendiente de que vayan creciendo sin estorbos, y es que si no son las algas que se le enciman son los pájaros que se paran en ellas y las van doblando o la temporada de secas; hay que cuidarlas todo el tiempo”.
Hablan por su experiencia, pues esta misma cooperativa, integrada por 75 pescadores, ha realizado desde 2005 reforestaciones periódicas con el apoyo de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la cual hizo el nexo para que en esta ocasión recibieran la planta y el apoyo técnico de la Universidad.
“Tenemos una plantación donde los mangles ya rebasan los tres metros”, dice Valentín Ocelo, refiriéndose a las que llamó “huellas de la reforestación” que iniciaron hace tres años con el apoyo de Conafor, la asociación civil Reserva de la Biósfera y la Asociación de Silvicultores de Los Tuxtlas.
De acuerdo con los pescadores, muchos mangles de las 30 hectáreas que sembraron originalmente en 2004 se perdieron por diferentes razones, entre ellas la falta de conciencia ecológica de muchos pobladores o los cambios climáticos, aunque a la fecha sobreviven más de 50 por ciento de las plantas.
Justamente para lograr mayor porcentaje de éxito en la reforestación es que la UV brindará apoyo técnico a los pescadores, pues no sólo cuenta con los conocimientos para darle seguimiento a la plantación, sino que en los últimos años ha formado un equipo de especialistas en manglar que realizan investigación permanente.
Tanto pescadores como universitarios reconocieron que hace falta un mayor acercamiento entre la sociedad y la academia, y dijeron estar dispuestos a colaborar para unir fortalezas que permitan frenar la deforestación que afecta gran parte de la laguna de Sontecomapan.
Experiencia
En los últimos dos años, la UV ha revivido más de 60 hectáreas de manglares en las riberas de ríos y lagunas costeras, desde Sontecomapan hasta Coatzacoalcos, gracias a la siembra y cuidado de miles de plantas procedentes del vivero de la FISPA de Acayucan.
“Con este esfuerzo sin precedentes, la institución ha impulsado la reforestación paulatina de estos ecosistemas en el sur de la entidad, casi extintos por años de continuas descargas de aguas negras, contaminación industrial y tala clandestina”, aseguró Antonio Fernández, director de esta dependencia.
En el vivero –además de producir las 60 mil plantas que ya crecen en las riberas de los ríos y lagunas–, estudiantes, académicos e investigadores realizan investigación permanente para perfeccionar las técnicas y estrategias de selección, colecta, cultivo, transplante y mantenimiento de los mangles.
Las cuatro especies que existen en Veracruz –mangle rojo, blanco, negro y botoncillo– son propagadas en el vivero de la UV, pero la que más se produce es la última, pues “casi ha desaparecido”, comentó Refugio Rosales Rosas, egresado de la FISPA, cuya investigación de tesis reporta que sólo quedaban 109 unidades de esta especie en la región.
De acuerdo con Gustavo Carmona, académico de la UV y coordinador del vivero, de las cuatro especies de mangle actualmente cuentan con tan sólo poco más de 80 mil plantas en diferentes etapas de desarrollo, pero su meta es producir hasta 200 mil a mediano plazo, aunque el vivero tiene capacidad para medio millón.
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