Forma cártel del Golfo ‘ejército’ de espionaje
Las redes de inteligencia del cártel del Golfo —integradas por menores de edad, taxistas y hasta expertos en telecomunicaciones— que permitieron a la organización mantener su poder en las plazas del estado de Tamaulipas, se han extendido en los dos últimos años a otras entidades como Michoacán, Veracruz y Nuevo León; además, existen fuertes indicios de que esta estructura ha comenzado a operar en el Distrito Federal.
Informes de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal indican que una de las células de esta red es la de Los Halcones, integrada por taxistas que antes eran simples vigías y hoy reciben un sueldo fijo, armas y vehículos para vigilar los movimientos de policías locales y federales.
Después de la captura de su líder Osiel Cárdenas Guillén en marzo de 2003, dos años más tarde, ya en pleno 2005, la organización criminal logró consolidar una red de vigías, dedicados a informar sobre los movimientos de las policías y de integrantes de grupos del narcotráfico rivales.
En esta estructura están Los Halcones, quienes vigilaban las zonas de distribución de drogas, y que hace dos años sólo contaban con radiotransmisores para estar en contacto permanente con sus reclutadores. En 2005, en Nuevo Laredo y Matamoros, la PGR estimaba que existían alrededor de 150 de estos sujetos al servicio del cártel.
Esta estructura se reprodujo en otras entidadesdonde el grupo de sicarios conocido como Los Zetas reclutó como aliados a taxistas en plazas de Michoacán o Veracruz, detallaron autoridades de la PGR.
Plazas más recientes
Nuevo León es la entidad donde se tienen los indicios más recientes de la operación de Los Halcones. En julio de 2007, después de dos meses de investigaciones, la SSP federal —en un lapso de 10 días— detuvo a 24 de estos presuntos guardianes.
Estas células, de acuerdo con la dependencia federal, operaban en Monterrey y San Nicolás de los Garza y estaban dedicadas a monitorear las operaciones de las policías locales y federales, aunque a diferencia de sus labores en Tamaulipas, en Nuevo León también formaban parte de la red de distribuidores de droga al menudeo de la organización.
Los taxistas informaban a los narcotraficantes sobre los movimientos de la policía, a cambio de un salario fijo, más gastos de operación; además recibían armamento, vehículos y hasta contaban con una casa de seguridad, que era su centro de reunión.
Esta forma de operar, indicaron las autoridades, “demuestra que estas células evolucionaron, se les dotó de mayores recursos y funciones en los últimos años”.
De hecho, de acuerdo con los informes de la SSP federal, Los Halcones comenzaron a trabajar directamente para el grupo conocido como Estacas, los encargados “de investigar, señalar y ordenar los secuestros de personas que pudieran representar un interés económico o logístico” para el cártel del Golfo.
Posible arribo al DF
La Procuraduría General de la República tiene indicios de que esta estructura de informantes ya opera también en el Distrito Federal. La dependencia cuenta con la declaración de un testigo protegido, con clave Karen, que reveló un plan de Los Zetas para atacar la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), en el que participan taxistas de la ciudad de México, reclutados por José Luis Reyes Enríquez, El Rex o Z-12, jefe de los sicarios en la capital del país, que fue detenido en junio pasado.
Aunque además de Los Halcones, la red de inteligencia del cártel también incluye a Las Ventanas, menores de 14 a 16 años, que vigilan las inmediaciones de las narcotiendas.
También las autoridades federales han detectado que en cada plaza existe un grupo de alrededor de 20 sujetos expertos en comunicaciones, que se dedican a la intercepción de llamadas telefónicas e intervención de las frecuencias policiacas, también conocidos como comandos negros, que trabajan para los jefes de las plazas llamados El Grupo de los 20.
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