lunes, 8 de octubre de 2007

Estrictamente personal
Raymundo Riva Palacio

El show de Fox


*No se aburra de lo árido que a veces resulta la política. Esta semana, Vicente Fox otorga una serie de entrevistas en la televisión estadounidense sobre su libro, La Revolución de la Esperanza

El presidente Felipe Calderón otorgó el viernes pasado una entrevista al programa matinal de la cadena de televisión estadounidense ABC Good Morning America. Tenía mucho tiempo que no hablaba con la prensa de ese país y parecía oportuno entrar a los hogares norteamericanos, después que sus viajes cancelados por esa nación no se han reprogramado, pero mantiene uno próximo a América del Sur y tendrá una importante visita del primer ministro italiano Romano Prodi a finales de invierno. La entrevista será difundida esta semana, y llegará a los hogares del norte en el peor momento. Su antecesor Vicente Fox saturará los mismos hogares con una semana de entrevistas consecutivas en CNN y NBC, en donde lo interrogarán desde el popular entrevistador Larry King (este lunes a las 6 de la tarde hora de México), hasta Wolf Blitzer, el especialista de la CNN para asuntos internacionales.
Fox hablará sobre su libro Revolution of Hope, en inglés porque la edición en español, Revolución de la Esperanza aún no sale a la venta, el cual, según sus editores de Viking Press, “es una historia personal de triunfo y una visión política de futuro”. Si bien esa frase de la revolución de la esperanza la acuñó en una entrevista con el semanario estadounidense Bussiness Week durante su campaña presidencial en 2000, el título, original, original, no es. Una simple búsqueda en Google arrojó 6 millones 550 mil referencias sobre el término. Y que no lo engañe Marta Sahagún, la sanguijuela de la sociedad mexicana, pues casi ninguna de esas referencias se relaciona al libro de su esposo.
De hecho, no parece estarle yendo muy bien al libro de marras.
Amazon en Gran Bretaña lo tiene en 50% de su valor a 48 horas de haberlo puesto a la venta, y 12 de sus compradores ya lo colocaron en el mercado de segunda mano, dispuestos a perderle 70% del precio de tapa. Pero todo esto no evitará que los dichos de Fox no alimenten ni la incineración de su figura en amplios sectores mexicanos, ni exacerbe los ánimos en la clase política, ni vuelva a meter al presidente Calderón en presiones políticas para que su gobierno investigue los presuntos actos de corrupción de la pareja presidencial a fin de avalar lo que el tribunal popular ya dictaminó: culpables. Como bien recomendó un funcionario mexicano a sus colegas: “Abróchense los cinturones”.
El libro, que venden sus editores como “la transformación de un chofer de camiones de la Coca-Cola que llegó a ser presidente”, es mucho menos de la imagen que pretenden de un Pigmalión tropical de la política. Como escribió un crítico de la obra en la edición corriente del semanario británico The Economist, “viniendo de un hombre que prometía tanto, el libro del señor Fox, como su presidencia, es curiosamente ligero. Su objetivo parece ser asegurarle trabajo en el circuito de las conferencias más que iluminar sus años en el poder”. El libro tiene, sin embargo, un spin doctor de primera categoría. Es Rob Allyn, coautor del mismo o, se podría decir, quien realmente puso con sintaxis adecuada las parrafadas comunes de Fox, a quien conoció como gobernador de Guanajuato en una conferencia en Monterrey en 1997, y que se convirtió en la verdadera cabeza creativa durante la campaña presidencial, responsable de haber convertido el naufragio del “hoy, hoy, hoy” que profirió semiembriagado —no se le bajó el vino de una larga sobremesa— durante la negociación del segundo debate presidencial, en la gran frase de campaña, e inventor de un organismo llamado Democracy Watch, que bajo el disfraz de ONG independiente que monitoreaba elecciones, fue creando una fuerte corriente de opinión pública contra el PRI en Estados Unidos, en una de esas injerencias electorales que le serían comunes en procesos posteriores. Allyn, un estratega político y fundador de una firma de relaciones públicas que fue adquirida hace pocos años por uno de los consorcios internacionales dedicados al maquillaje de los políticos, ha sido en la última década el álter ego de Fox y, recientemente, la persona que realmente impidió que el ex presidente y su ex primera dama se quedaran recluidos en el ostracismo en el rancho San Cristóbal. Sin Allyn, a quien su presidencia contrató para hacer cabildeo a favor del plan migratorio por 720 mil dólares al año, Fox no sería lo que es ahora.
En palabras de su ghost writer, como se denomina a quienes escriben libros que no son suyos, el nieto de Joseph Fox, un alemán que emigró de Ohio en 1914 para trabajar de velador en Guanajuato, “es un héroe de la democracia global”.
Faltaba más. Que su libro, como su presidencia, incurra en mentiras, es un pleonasmo que, no obstante, sigue echando alcohol en las heridas políticas de 2006 saboteando una menos violenta sanación nacional. Pero ese es Fox, y Allyn, y también Marta Sahagún. Como apuntó Reed Johnson en Los Angeles Times sobre el libro, a manera de recomendación, “cuando escriba una autobiografía en la que fustiga a sus predecesores como cleptopresidentes, lo mejor no es publicarla poco después de aparecer en una revista que muestra un hermoso rancho multimillonario”. Cierto. Sin que hubiera ninguna revelación, las fotografías publicadas en la revista Quién del rancho generaron una polémica encendida. Cuáles son las razones por las que esa edición, en su primer corte de ingresos, es la que mayor número de ejemplares ha vendido en la historia de Quién, no se saben. No hay nada nuevo, pero muchos ya se tropezaron. El secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, uno de ellos, que sin recibir línea alguna “metió las manos al fuego” por Fox, y los panistas queriendo hacer un deslinde del ex presidente y de su esposa, como si realmente estuvieran desasociados de todo. Allyn tuvo que salir en defensa de su socio para aclarar que el rancho es propiedad de todos los hermanos y que el Centro Fox está financiado 100% con aportaciones privadas. Las semanas de debate han ido alejando temores de quienes fueron chantajeados por la señora para aportar fondos que nunca fueron declarados. Está el ya famoso Jeep rojo, y están los Hummers, aparentemente regalados a Fox por el ex gobernador Arturo Montiel. No es lo único. ¿Quiénes son los donantes para el Centro Fox? ¿Qué recibieron a cambio de ello? En varios medios de comunicación ha habido amenazas laborales contra periodistas que criticaron a la pareja. ¿Qué es lo que todavía no terminamos de ver? Poco a poco empiezan a caer piezas en la prensa que arañan los secretos. Pero aún no es suficiente. Por esto, hay que darle gracias a Fox, que se lanza esta semana en su nuevo road show de medios, porque continúa tensando sus apoyos políticos y acelerando hasta el punto donde se tendrá que evaluar si ha dejado de ser un activo para convertirse un lastre, y si llegó el momento de cortarle el tubo de oxígeno que lo mantiene, hasta ahora, en la burbuja de la impunidad.

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